Se las prometía felices pero las consecuencias de la noche de Halloween que vecinos y jóvenes viven cada año con más intensidad en la ciudad, disfrazándose y acudiendo a fiestas organizadas en unos encuentros que gustan casi por igual a pequeños y adultos, ha terminando castigando duramente al mobiliario urbano. Fue el propio delegado municipal de Sostenibilidad, José Antonio Díaz, quien denunció ayer a través de su perfil de la red social Facebook que una decena de contenedores amanecieron quemados, a los que hay que sumar otros tantos volcados y “e infinidad de papeleras rotas”.
El balance que aporta el responsable municipal de Sostenibilidad de todo el año es cuanto menos preocupante, pues como indica, con estos últimos son ya más de 130 los contenedores a los que se les ha metido fuego hasta la fecha y siempre de manera intencionada. “¿Piromanía, gamberrada, o quizás otra cosa?”. Se pregunta Díaz, que lamenta que el vandalismo esté siendo “recurrente” un fin de semana “tras otro” y, en este caso, en la víspera del día festivo. En la noche de Halloween, como viene sucediendo en las últimas semanas, esta mala praxis no se ha centrado en una única zona, sino que se ha dado indistintamente en distintos puntos de los distritos centro, sur o este. En este sentido, han resultado calcinados contenedores en la calle Bruselas, Blas Infante, Arquitecto Hernández Rubio, Gibratar, San Joaquín, entre otros enclaves.
Una práctica peligrosa
Además del gasto que esto con lleva para el Ayuntamiento, que se ve obligado a reponerlos, estas actuaciones también suponen un peligro para los vehículos y las viviendas que se encuentran próximas a estos recipientes para depositar la basura.
Si se tiene en cuenta, como el propio Díaz ha reiterado en varias ocasiones, que cada uno de los contenedores le cuesta al Consistorio una media de 1.0000 euros aproximadamente, estas gamberradas les ha salido ya a los jerezanos por más de 130.000 euros. Para el titular de Sostenibilidad, el balance de la última noche demasiado terrorífica para las arcas municipales evidencia la necesidad de reflexionar sobre la educación, el civismo y el respeto por el mobiliario urbano.
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