El Gobierno andaluz estrenó este miércoles un noviembre que se le presenta de lo más animado. En el calendario tenía ya señalado los días 29 y 30, cuando el Presupuesto será definitivamente aprobado con casi un mes de antelación sobre el tradicional diciembre para sorpresa de la oposición. Susana Díaz ha dado ahora la orden a los suyos de que a mitad de camino cuelen en los días 15 y 16 el Debate sobre el Estado de la Comunidad, una de las dos citas anuales en las que le toca comparecer ante el Parlamento (la otra, el debate sobre política general se celebró el 7 de junio) por su compromiso de investidura.
La noticia no es que el debate se celebre, sino las prisas por encajarlo. En 2016 se anunció con un mes de antelación y ahora apenas con 15 días. Ese año además la diferencia temporal con la aprobación del Presupuesto se estiró casi dos meses (en octubre y en diciembre), mientras que ahora casi se solapa con apenas dos semanas de diferencia.
En la oposición lo tienen claro: se añade un eslabón más al objetivo de la presidenta de dejarse oír con fuerza justo ahora y en el decisivo momento que atraviesa la articulación del nuevo modelo territorial tras la crisis de Cataluña, máxime cuando tras la tormenta llegue el momento de abordar la reforma constitucional a la que Rajoy se ha comprometido con Pedro Sánchez.
El anuncio este martes del portavoz del Gobierno, Juan Carlos Blanco, ya arrojaba alguna pista. Tras desvelar la petición al Parlamento de que reserve las fechas del 15 y el 16 de noviembre para el debate, deslizaba que éste es más necesario que nunca “en un momento como el actual” en el que se “observa con preocupación la inestabilidad” provocada “por la deriva independentista” de Cataluña.
En esas dos sesiones se hablará por tanto de gestión, de desempleo, de sanidad o de empleo, pero Susana Díaz desgranará sin duda su propuesta sobre la nueva relación territorial de fuerzas que tenga que dibujarse a medio plazo. No en vano el lunes en Córdoba, aprovechando una conferencia, ya lanzó el mensaje de que hay que tener sumo cuidado porque 40 años de logros constitucionales “no pueden tirarse por la borda” en un plisplás.
Era un mensaje general pero también, cómo no, a su secretario general. A Pedro Sánchez le achacan en privado los socialistas andaluces que no haya tenido aún tiempo de consultar a las federaciones sobre sus planes para esa reforma constitucional. Y tampoco se les escapa que se aproxima una vital campaña electoral en Cataluña en la que el PSC, bastión sanchista, intentará seducir al electorado con alguna propuesta estrella.
Díaz lo ha dicho y volverá a hacerlo en el debate: ella “estará en la solución”, pero Andalucía no piensa ceder un centímetro para compensar a otros territorios. El PP, irónico, le pidió ayer que en el debate “hable de Andalucía”.
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