Izquierda Unida ha reabierto el debate sobre las procesiones al anunciar la presentación de una moción en la próxima Junta Municipal del Distrito Casco Antiguo para que el Ayuntamiento y el Consejo de Cofradías trabajen conjuntamente con el fin de compatibilizar las expresiones de religiosidad en la vía pública con los derechos de los ciudadanos.
El problema de fondo, según IU, es que las antiguamente procesiones extraordinarias y por tanto excepcionales fuera del periodo habitual de la Semana Santa han pasado a convertirse en ordinarias, por su proliferación. El delegado de Fiestas Mayores, que también lo es de Seguridad, Juan Carlos Cabrera, ha reaccionado diciendo que en la ciudad no sobran procesiones, aunque está de acuerdo con IU en trabajar por minimizar al máximo cualquier posible molestia que puedan provocar.
El mensaje del gobierno local ha variado, pues, sustancialmente de un año para otro, ya que al principio del mandato pedía a las cofradías una autorregulación ante el elevado coste en horas extra que se estaba pagando a la Policía por vigilar el elevado número de procesiones en la vía pública, con lo que ello implicaba además de cortes de tráfico. Al margen de la cuestión numérica, parece que hay un consenso en reducir las molestias a los vecinos.
En este sentido, la demanda de que se informe con al menos 15 días de antelación de los horarios e itinerarios así como de los cortes de tráfico para que los residentes puedan planificarse parece razonable. Emasesa ya lo ha hecho este verano al informar sobre sus obras en las calles, con un resultado satisfactorio: es el ejemplo a seguir.
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