Sevilla

Priscilla, el "bombón" que Mariano Peña no quiso rechazar

Fibes estrena este martes el musical 'Priscilla, reina del desierto' con el actor onubense como uno de sus principales atractivos

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El actor onubense Mariano Peña, que del 11 al 16 de octubre interpretará a Bernadette en el musical 'Priscilla, reina del desierto', ha asegurado que encarnar a ese personaje era "un bombón que no podía rechazar".

Peña ha explicado cómo ha preparado su vuelta al musical, concretamente al auditorio del Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla (Fibes) durante siete noches, para señalar que "ante todo, ha sido conseguir un difícil y enorme reto".

"Siempre había pensado en participar en un musical, además de que me apetecía dar un giro de 180 grados a la imagen que permanece en la retina de la mayoría, y ojalá sea así durante muchos años", en referencia a Mauricio colmenero, el personaje que interpretó durante diez temporadas en la serie Aída de Telecinco.

Por ello, "cuando me propusieron este papel bombón no lo dudé, aunque bien es cierto que no imaginé que supondría tantísimo esfuerzo y dedicación", ya que "hay que tener en cuenta que aparte de hacer de transexual, hay que sumar el tener que cantar y bailar", con el esfuerzo añadido de "hacerlo subido a unos tacones, alzas, etc...".

No obstante, "he de confesar que estoy encantado de interpretar este papel maravilloso lleno de ternura y que tantas satisfacciones ya me dio en la temporada de Madrid", al que ahora volverá en suelo andaluz.

Por eso, señala que "el placer se multiplica, ya que vuelvo a encarnarlo tras prácticamente año y medio de tenerlo aparcado, y además vuelvo a subirme a un escenario en mi tierra, que tantas y tantas muestras de cariño me ofrece continuamente".

Por ello, ha asegurado que espera "no defraudar", para dar las gracias por el apoyo "incondicional" que ha tenido desde que se anunció que estaría en Sevilla con este musical.

Se trata de un espectacular montaje en el que preside el escenario el autobús que hizo famoso la película que dirigió Stephan Elliot en 1994, un montaje de diez toneladas que se mueve en las 22 escenas que componen el espectáculo, con baterías y 25 motores que controlan 50 ordenadores.

El espectáculo cuenta con 220 cambios de vestuario, en los que cada intérprete invierte un máximo de 15 segundos, con unos antifaces hechos a partir de moldes personalizados, que llevan incorporado el maquillaje de los ojos, incluidas las pestañas, entre otros detalles que lo hacen singular.

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