Nuevo viernes negro para los trabajadores de Abengoa. La compañía ha iniciado una tanda de despidos que, según las distintas fuentes internas consultadas, podría sumar varias decenas de personas en su sede central en Palmas Altas. Además, en las instalaciones fabriles de Torrecuéllar en el sur del área portuaria de Sevilla, donde tiene su sede la filial Inabensa, la empresa ha anunciado a los empleados un Erte que se comenzará a negociar en una semana.
No hay cifras sobre qué parte de la pantilla de Inabensa, donde ya ha habido Ertes en años pasados, se vería afectada. Inabensa tiene algo menos de 1.500 empleados y varias empresas están interesadas en su compra una vez haya reducido sus gastos de personal.
También se han producido despidos en Abengoa Bioenergía, Abeinsa, Abencor, Abengoa Solar New Technologies, Abengoa EPC y en Abengoa Research, filial de I+D de la que recientemente ha salido su director de Negocio. Estas dos últimas filiales han elegido comités de empresa en las últimas semanas, al igual que Abeinsa Business Development. En las tres ha sido UGT el sindicato mayoritario.
Los despidos en todas ellas afectan a empleados con contrato temporal, como ha venido ocuriendo mayoritariamente los últimos meses, pero también a trabajadores indefinidos a los que se ofrece el mínimo de indemnización previsto legalmente: 20 días por año trabajado.
Banca y bonistas, como ya avanzó www.andaluciainformacion.es hace una semana, están presionando fuerte para que la masa laboral de Abengoa, compuesta por unas 28.000 personas en todo el mundo a cierre de 2015, se reduzca ya ante la falta de trabajo para ocupar a todos los empleados derivada de la venta de proyectos, la parálisis comercial de la compañía para pujar por otros nuevos y la paralización de otros ante la falta de fondos para ejecutarlos.
En los meses anteriores y posteriores a la presentación del preconcurso de acreedores el 25 de noviembre pasado se produjeron en torno a 700 despidos, no renovaciones y salidas voluntarias que hicieron innecesaria la aplicación de medidas más traumáticas, como un ERE, que se venían barajando incluso desde 2014. Ahora, banca y bonistas quieren reducciones contundentes de plantilla mediante ERE y Ertes en múltiples filiales.
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