Con faldas y a lo loco

Soy consciente de que uno tiene que andar con pies de plomo y medir cada palabra cuando se quiere hablar de este tipo de asuntos (realmente no sé por qué, la verdad).

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Hace justo un mes que los noticiarios, periódicos y redes sociales publicaban reportajes y artículos a ritmo desenfrenado sobre los semáforos paritarios que el ayuntamiento Valenciano apostó por instalar en sus calles. Estoy seguro que saben de lo que les hablo.

Pues bien. Hace unos días encontré en la web un artículo que aseguraba que esta decisión está extendiéndose por ayuntamientos de otras zonas de la península. Soy consciente de que uno tiene que andar con pies de plomo y medir cada palabra cuando se quiere hablar de este tipo de asuntos (realmente no sé por qué, la verdad). Pero no por ello, vamos a dejar de analizar estas siluetas con faldas que se han colocado en los semáforos.

A priori, lo que se llega a entender con esta medida (impuesta el pasado ocho de marzo, el día de la mujer) es que el objetivo de este proyecto es acabar con el absolutismo de la figura del “hombre” en los semáforos. Por lo visto, eso a la gente progre y liberal le molesta. Sí, a aquellos que van por la calle con la frente bien alta pensando que portan una mente preclara, abierta y avanzada. Este tipo de personas, infinitamente superiores al resto de los simples mortales, ven a un hombre (y solo a un hombre) donde yo veo la silueta de un ser humano. Sin más. Un bípedo iluminado que me dice que cruce la calle. O que no. Ya está.

Pero ya les digo, que para gustos los colores. Que hay gente para todo y que cada loco con su tema. Será que yo no tengo tanto tiempo libre como para preocuparme por estos asuntos o que, quizás, no llegue a comprender el por qué tiene que llevar falda un contorno que represente a una mujer. ¿Es que acaso no pueden llevar pantalón las señoras?

Frente al monigote indefinido de toda la vida, ahora podemos ver como el muñequito lleva falda, cayendo curiosamente en la individualización de la mujer mediante el uso de tópicos diferenciadores. Cayendo, precisamente, en el machismo (que es lo que supuestamente se está intentado evitar. Un machismo abominable e intolerable, provocado por los  sanguinarios fabricantes de semáforos. ¡Muerte, muerte por kiki a los fabricantes de semáforos!).

Llámenme despiadado, cruel, desalmado, pero respóndame a una pregunta. Ya hace un mes desde que se impuso esta medida, ¿a algunos de ustedes les parece se ha hecho justicia en el planeta Tierra? ¿Que las diferencias sociales se han acabado? ¿Que esto ha ayudado en algo, al menos? Si es así, enhorabuena. Yo, en todo caso, no dejo de pensar que esta parafernalia ha sido un gasto innecesario, un dinero invertido en una nimiedad  para amansar el capricho de una minoría. Billetes gastados para acallar la desazón de algunos aburridos (o para ganar un par de votos, nunca se sabe). Mientras, los problemas reales pueden esperar. Que los que se buscan la vida para comer a fin de mes se jodan.

El dinero, para pegatinas de figuritas con falditas.

He ahí donde está la verdadera desigualdad. No se dejen engatusar.

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