Así lo afirmaba Josefa Fernández Romero, esposa de un enfermo renal que lleva más de veinte años acudiendo a diálisis.
El problema radica en que antes de que fueran trasladados a la nueva sala de diálisis hace un año, mucho más amplia y más cómoda para los pacientes, sí contaban con una televisión en la antigua sala de actuación.
Por ello, los más de sesenta enfermos que acuden en tres turnos cada día al Hospital se acostrumbaron a pasar las cinco horas que tardan cada día en ser dializados a entretenerse viendo la pantalla.
De hecho, según afirmaba Josefa Romero, “en la sala de espera para los acompañantes de los enfermos sí tenemos una televisión, por lo que muchos pacientes han pedido que le trasladasen allí la máquina de diálisis para no perderse algún partido de fútbol que otro o una corrida de toros”.
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