Un arma letal. Entre pistolas, ametralladoras, cañonazos y disparos, el Recreativo de Huelva es una fogosa máquina de hacer goles, muchos goles. Es muy extraño que el rifle se le quede encasquillado durante los noventa minutos que dura un encuentro. En once jornadas que llevamos disputadas en la guerra de plata, tan solo en una (Alcorcón), los guerreros de Sergi Barjuán dejaron sin agujerear la camisa de once balas de la portería rival. Por tanto, estamos hablando casi con la seguridad de que el Decano mínimo te hace un gol por partido. Y eso da miedo. Asusta al contrincante. Obligas al rival a la consecución de un tanto si quiere puntuar en la jornada que juegue contigo. ¡Ya no nos acordamos de cuántos errores de juveniles cometíamos de cara a portería!. Estamos en un momento de pólvora dulce. Tenemos en nuestras filas a verdaderos’killers’ que hacen del fútbol un espectáculo de goles. Porque los hacen de todos los colores. De jugada, a la contra, desde fuera del área, de saque de esquina, de cabeza, de penalti, de falta directa, de estrategia, y hasta casi desde el medio del campo. De todos los colores. Y todos ellos con un mismo valor numérico que nos han acostumbrado a transformar los goles por victorias. De tres en tres puntos. Un arma letal. Hasta en cinco ocasiones el Recreativo de Huelva ha puesto el 3 en el marcador electrónico, por culpa de hombres como Arana o Linares que están siendo los protagonistas de cara al gol. Una maravilla, al igual que Álvaro Antón, puro espectáculo cada domingo. Por sus botas pasan los balones que más tarde acaban en la red contraria. Calidad suprema la del hijo pródigo. Una visión de juego fascinante. El encargado de apuntar, de visualizar el futuro, nuestro vidente, nuestro mago del balón. Otro arma letal. 2,18 goles por partido es la estadística que tiene en liza el conjunto albiazul, el líder de la categoría, hasta la fecha. Más goles que disparos de Bruce Willis en su Jungla de Cristal, han colocado al Decano del fútbol español en los huecos deportivos de los medios de comunicación. No es una sorpresa, ni una simple casualidad que encabecemos la Liga Adelante a estas alturas de la temporada. Un cuarto de liga disputado y las sensaciones no son otras que las de comernos el mundo en esta campaña. De comérnoslo a base de goles. De golazos. Un arma letal.
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