Puedo entender el celo del ejecutivo de un canal de televisión a la hora de defender sus productos y la necesidad de seguirlos a través de los cauces oficiales, sobre todo teniendo en cuenta que ha sido su apuesta por la calidad la que ha revalorizado la afición por las nuevas series hasta convertirlas en objeto masivo de culto, pero el fenómeno también ha transmutado una vez hecho presente entre los espectadores y, por mucho que miren hacia otro lado, el visionado de capítulos on line está tan extendido como pedir tinto de verano en un chiringuito. Si miran hacia otro lado, o si figuran hacerlo, es algo que deben tener asumido, pero gracias a las alternativas propiciadas por la moda hacia las series hemos tenido la oportunidad de conocer algunos títulos que ni siquiera han llegado a nuestro país. Es el caso de Treme, ambientada en la Nueva Orleans post-Katrina y creada por David Simon para la HBO tras las exquisitas cinco temporadas de The wire, de la que ha heredado a la casi totalidad de su equipo técnico y a parte del artístico.
Treme, que ya ha cumplido dos temporadas, es un drama de una dolorosa autenticidad –cuenta las vidas marcadas de una comunidad que se niega a renunciar al pasado, a las tradiciones, a la música, pese a las heridas abiertas por unas inundaciones que dejaron en evidencia la capacidad de reacción de la administración Bush y las nuevas heridas causadas por la reconstrucción de una ciudad en la que las trabas burocráticas y la estratégica visión de los aprovechados subrayan la indefensión de los damnificados-.
Pero Treme también es la celebración de la reinvención de la vida de los residentes en este popular barrio de Nueva Orleans por medio de la música y de la reivindicación de sus valores. La serie está plagada de actuaciones en directo, con artistas consagrados y callejeros, de locales de ensayo, de eternos aspirantes, de talentos emergentes, y todo ello arropado por un excelente reparto coral –John Goodman, Melisa Leo, Kim Dickens, David Morse, Steve Zahn, Wendell Pierce, Rob Brown, Khandi Alexander…- que dota de una inconfundible naturalidad la existencia de cada uno de sus personajes, en lógica consecuencia con el sentido crítico desde el que está concebida la trama global de esta serie imprescindible.
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