?La delincuencia en menores es realmente alarmante hoy en día?

El letrado Álvaro Fernández Sánchez ha sido galardonado hace unos días por llevar treinta años ejerciendo su profesión en el turno de oficio

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  • Álvaro Fernández Sánchez -
Tras 35 años ejerciendo la abogacía y estando en el turno de oficio, Álvaro Fernández Sánchez ha visto muchas cosas y aprendido mucho del oficio. Ha sido vicedecano del Colegio de Abogados y hace unos días fue reconocida su labor, junto a otros cinco letrados, por llevar 30 años en el servicio público. Es por esta larga experiencia que Fernández puede hablar de cómo está la situación ahora en los juzgados y cómo ha cambiado el panorama desde que él empezara a ejercer la abogacía siguiendo los pasos de su padre.

—¿Cuál ha sido la evolución en todos estos años?

—El turno de oficio ha variado mucho. Al principio, hace muchísimos años, a los abogados nos daban el papel numerado para defender a las personas que se encontraban en una situación económica imposible. Luego, con la democracia, cualquier persona a la que se detenía y se la llevaba a comisaría a prestar declaración, tenía derecho a tener un abogado presente para evitar que se cometieran abusos, al igual que tenía derecho a que le viera un médico forense, etcétera. Entonces empezaron a haber abogados de guardia en turno normal diario y en un turno de fin de semana, algo que sigue existiendo hoy en día .

—¿Y ahora hay muchos más casos que antes?

—Cada vez hay muchísimos más asuntos de oficio. En una guardia pueden tocarte cinco o seis asuntos, y eso es así a diario. Antes no iba tanto la gente al turno de oficio, pero ahora va cualquiera, aunque tengan que presentar su declaración de hacienda y demás papeles. La verdad es que en el turno de oficio se ve la realidad de la sociedad jerezana, de que cada vez hay más pobreza y, por ende, muchos más robos y delincuencia.

—¿Cómo es el trabajo dentro del turno de oficio?

—Pues lo mismo hay casos con juicios rápidos que se celebran al mismo día o al día siguiente de haber sido detenido el acusado, y otros en los que pueden tardar años de dedicación, como son los casos de divorcios. Hay veces que viene un grupo de personas por el mismo motivo como, por ejemplo, un robo. Pero en este caso no siempre te puedes quedar con todos ellos, porque dan versiones contradictorias de los hechos.

—¿Cómo se enfrenta a un caso en el que ha de defender a una persona que parece culpable?

—El Estado de Derecho no existiría sin unos abogados que defiendan a todos los acusados, por muy criminal que parezca. Mucha gente dice: “¿Cómo puedes defender a una persona que sabes que es esto?”. Pero todo el mundo tiene su defensa, y esa defensa puede ser que ha cometido ciertos actos por su educación, o porque está metido en drogas, el alcoholismo... Y puede o no ser imputado o tener muchos atenuantes en su defensa.

—Mucha gente sigue opinando que los abogados de oficio no atienden igual los casos que si fueran particulares.

—En el turno no sólo están cuatro o cinco abogados, sino que están la mayoría de letrados de Jerez. Probablemente toda la Junta de Gobierno en el colegio de abogados haga turnos de oficio, el decano mismo está en las listas de letrados de oficio. Si creen que se va a atender peor, pues eso depende de la educación que tengan las personas que piensen eso. Es como quien piensa que un médico privado le va a atender mejor que un médico de la Seguridad Social o que le va a atender mejor en su consulta privada. Yo creo que te van a atender igual en un sitio que en otro, porque es algo a lo que hay que dedicarle mucho tiempo. Además, tampoco un abogado joven puede meterse al turno de oficio, sino que tiene que llevar cinco años ejerciendo.

—Además, los abogados del turno de oficio también están especializados.

—No todos los abogados están inscritos a todos los turnos de oficios. Hay muchísimos tipos de turnos de oficio. Si un despacho se dedica a temas matrimoniales o penales, estará más especializado en eso. Además, cada cierto tiempo tenemos que tener unos reciclajes con conferencias y cursos, puesto que tenemos que estar al día.

—¿Hay diferencia entre los casos que entran en un despacho y los que se ven en el turno de oficio?

—Quizás sí que son bastante distintos a los que te entran en el despacho. Los de pago son bastante normales. A lo mejor de hacer un contrato o de padres que vienen porque su hijo ha tenido algún problema. Pero los casos que te encuentras en comisaría son mucho más extraños. Son casos de muertes, violaciones o estafas. Casos en los que tienes que confiar en la persona que viene y que te cuenta su versión y que, aunque sabes que ha hecho eso de lo que se le acusa, siempre tiene su defensa.

—¿Cuáles son los casos que más se dan?

—Una de las colaboraciones que llevamos hoy con el Ayuntamiento son los casos de las mujeres maltratadas y las casas de acogida. Las órdenes de alejamiento son muy comunes, porque hay mucha violencia de género.

—¿Se ven muchos casos de delincuencia de menores?

—El tema de menores es algo verdaderamente alarmante hoy en día. Antes no existía esa delincuencia que se ve ahora. Hay muchos problemas de tirones de bolsos, peleas en las discotecas. La ley de menores que existe actualmente trata de ayudarlos, primero con una vigilia de esas personas: que vayan a unos cursillos, al colegio, a un taller... se le hace un seguimiento para que en un futuro puedan encontrar un trabajo y sacarlo de esa vida marginal que llevan, porque si se puede encauzar la vida de un menor, hay que intentarlo. Y ya el último paso que se da es el internamiento en un centro de menores.

—¿A qué cree que se debe tanta delincuencia en los menores?


—Yo creo que esto se debe a que quizás es muy difícil encontrar trabajo, incluso cuando se tiene una buena preparación, y hay menores que no tienen la menor ilusión por trabajar porque ven que es imposible. Entonces hay que concienciarles de que, aunque, aunque es difícil, hay trabajo, y por eso intentamos que hagan cursillos. Creo que esta es una de las mayores preocupaciones de la juventud, el que no van a tener futuro porque no hay trabajo.

—Y de divorcios, ¿cómo está la cosa ahora con la crisis?

—Ahora la gente no tiene dinero ni para separarse. Porque antes los dos cónyuges tenían trabajo, pero ahora, si uno está recibiendo el subsidio de 426 euros y encima tiene que darse una pensión a la mujer, es muy complicado separarse.

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