El descubrimiento, publicado en la revista Marine Biodiversity Records “abre nuevas expectativas en la biodiversidad marina”, ya que de este ejemplar se conocen fósiles de hace unos 60 millones de años.
Según explican los expertos, además, demuestra que este animal tiene “una gran capacidad de adaptación a las condiciones ambientales”, puesto que se asienta en lugares muy dispares y extremos.
Hace unos 25 millones de años la Neopycnodonte zibrowii formó numerosas colonias en las proximidades del litoral. Por razones que se desconocen migraron hacia aguas más profundas, alejándose de las principales corrientes marinas, y desaparecieron definitivamente de su hábitat natural hace dos millones de años, después de poblar extensas superficies del fondo marino.
La singularidad de este hallazgo reside, no solamente en el hecho de encontrar ejemplares vivos, si no en la circunstancia especial en la que han formado sus colonias y el ambiente que han buscado para garantizar su supervivencia pues fueron halladas en la ladera de un volcán de fango.
Los volcanes de fango no son los lugares más idóneos para disfrutar de un ambiente oxigenado que facilite la vida. Por el contrario, son puntos calientes en los que las condiciones ambientales son extremas, dominados por la expulsión de metano que satura de gas los sedimentos marinos, y que facilita su colonización por parte de numerosas asociaciones de bacterias consumidoras de este gas.
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