A raíz de esta firma, trabajarán conjuntamente para promover el desarrollo sostenible de estas áreas de conservación, compartiendo sus conocimientos y experiencias para reforzar capacidades y buscar la autosuficiencia de las poblaciones de sendos territorios, según aseguraron ambos dirigentes en rueda de prensa.
La pastora masai, dirigente de Muruna-Tanzania, ha viajado desde el Ngorongoro para reivindicar la voluntad del mundo ganadero masai, que pastorean rebaños de vacuno y caprino, en liderar la recuperación de especies amenazadas.
Los masais, según explicó, planean abrir el paso al rinoceronte negro en el corredor de Oldupai del que desapareció hace varias décadas, dejando incomunicada la población del cráter del Ngorongoro con la del Parque Nacional del Serengeti.
Consideran que los ganaderos del entorno de Doñana, que han mantenido enfrentamientos con el Parque Nacional, “pueden ofrecer su experiencia de cómo conciliar conservación y desarrollo”.
Este es uno de los temas en los que las poblaciones del entorno de Doñana y Ngorongoro planean intercambios culturales para proteger los valores de los espacios naturales que albergan en sus territorios, declarados por la Unesco Reservas de la Biosfera y reconocidos mundialmente como importantes puntos calientes de biodiversidad del planeta.
El Cráter del Ngorongoro está al norte de Tanzania, entre el Serengeti y el Lago Manyara y es unos de los destinos turísticos de naturaleza más importantes del mundo.
Su historia como espacio protegido se remonta a 1928, cuando se prohibió cazar en el cráter.
En 1959 se crea el actual Área de Conservación del Ngorongoro a 800.000 hectáreas, para preservar el estilo de vida de los pueblos indígenas.
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