“Hoy (ayer) es un día muy triste, muy duro. Hemos hablado con Marga, su mujer...te puedes imaginar”, comentó Oiarzabal desde el campo base en una conversación vía satélite con el ayuntamiento de Vitoria, patrocinador de la expedición.
Oiarzabal explicó que el helicóptero que bajó al resto de la expedición –él, Carlos Pauner y Francisco Javier Pérez– desde el Campo 4 ha dado dos vueltas por todo el recorrido para tratar de localizar el cuerpo de Calafat (Palma, 1970) “pero no ha visto ningún resquicio de nada”.
El piloto del helicóptero, Sabin Basnyat, dijo a Efe posteriormente que había propuesto que prosiguieran las tareas de rescate de Calafat, un montañero alpinista experimentado de 40 años de edad, con un currículum consolidado.
“He sugerido enviar sherpas de refresco, no cansados, hasta donde pueda llevarlos el helicóptero, es decir, unos 6.950 metros de altura, y buscar de nuevo”, dijo el piloto, de la compañía Fishtail Airways.
Sin embargo, Pauner, en una conversación telefónica con la delegación de Efe en Zaragoza, descartó una nueva salida de los helicópteros, preparados para llegar a alturas cercanas a los 8.000 metros.
“Está descartado. No se va a seguir dando vueltas por arriba porque es imposible. Ahora mismo está nevando y si esta mañana, con una nevada de quince o veinte centímetros, no se podía ver el cuerpo, después de otra nevada no se va a ver. No se va a seguir buscando”, subrayó.
Tras el fracaso de la operación matinal de búsqueda, los compañeros de Calafat dieron su muerte por hecha, algo que, según Basnyat, corroboró un sherpa que buscó al montañero atrapado durante toda la noche.
Calafat, casado y con dos hijos, se quedó sin fuerzas cuando descendía desde la cumbre hacia el campo 4 junto a Pauner y Oiarzábal, así que se separó del grupo para recuperar la salud o esperar un rescate, a unos 7.500 metros de altura.
“Hemos hecho todo lo posible, hemos sobrevolado colgados de una cuerda y al final, y aún así, no hemos conseguido verlo porque estaba cubierto de nieve”, afirmó Pauner.
“Él estuvo solo muchas horas, luego el sherpa que subió a llevarle suministros ya no le localizó, durante la tarde nevó, ya no hubo posibilidad de contactar con él y así desapareció”, añadió.
En Palma, Pere Joan March, amigo y compañero de Tolo Calafat, mostró su desconcierto ante la suspensión del rescate del montañero y dijo que estaba “muy desorientado” por la información “llena de contradicciones y sinsentidos” recibida desde el Annapurna.
“Nos dijeron que él había podido enviar las coordenadas con el teléfono móvil, ahora nos dicen que no le han podido localizar, y que el helicóptero no ha podido salir pero también nos han dicho que el helicóptero ayer lo pudo divisar enterrado en nieve”, afirmó Joan March.
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