“Raúl cámara lleva muchos minutos, tiene cuatro tarjetas, ha tenido un golpe fuerte en el cuádripes y hemos decidido que descanse”, comenta el técnico a modo de justificación. Y añade: “Si fuera bien, seguro que seguiría la misma política, porque lo he hecho siempre y creo en ella”.
“El nivel del equipo no es tan alto como para que alguien sea imprescindible”, remarca Agné. De hecho, el trabajo de la plantilla es tan mediocre que su técnico se permite decir que está donde se merece. “Nuestro rendimiento y la clasificación dicen que no somos tan buenos. Ojalá consigamos ganar y escalar posiciones. Al final, cuando tengamos que hacer un balance se sabrá si el equipo es bueno y si los entrenadores somos buenos”.
Con esa moral viaja el equipo esta mañana hasta Vigo en avión y volverá en autobús, pase lo que pase en Balaídos.
La presión está en el tejado del Celta, con cuatro puntos menos que el Decano. “Se tomará el partido como una auténtica final. Es consciente de que si le levantamos el partido les dejaremos muy tocados. Salen a jugar, pero si están en la situación que están es por algo. Hemos de ir allí a ganar, a presionarles y a ver si somos capaces de tener una buena tarde”. En presionar la salida del balón centró la última sesión en Huelva el conjunto onubense.
El aragonés espera un partido de tú a tú ante otro equipo construido para estar arriba y en una mala situación. “Espero un partido de ida y vuelta, un partido de ritmo donde tenemos que intentar robar arriba, donde tenemos que ser un equipo que presione bien. A ver si así somos capaces de estar más cerca de su portería”.
Óscar Díaz tendrá la oportunidad de contribuir a ello.
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