Eladio Mendoza, director general de Ingeniatrics Tecnología, no tarda en situar los orígenes de esta empresa de base tecnológica (EBT en siglas, muy utilizadas últimamente para referirse al capital empresarial en la actualidad) en la propia universidad. No en vano, su origen parte de uno de los profesores e investigadores más laureados del ámbito universitario, Alfonso Gañán (Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva en 2009 en el área de Transferencia Tecnológica), cuyos grupos de investigación ya habían conseguido registrar varias decenas de patentes a nivel nacional e internacional.
Todo a escala micro
Pero el conocimiento hay que sacarlo del laboratorio y desarrollarlo, es el único medio para generar riqueza y empleo, transformarla en productos. Mendoza se enorgullece de que sea aquí, en Andalucía y en Sevilla, sin que los investigadores tengan que trasladarse a Madrid o fuera de España, desde donde se pueda llevar a la práctica la mecánica de fluidos. Suena raro pero sus patentes, basadas en aplicaciones para manipular fluidos a escala micro y nanométrica a través de aerosoles, permiten un control preciso en dispositivos que generan o utilizan microchorros, micropartículas estructuradas (homogéneas y multicapas), microburbujas monodispersas, etc, que se usan en sectores tan diversos como la biomedicina, la alimentación, la farmacia o la climatización, sus cuatro áreas de negocio.
Ingeniatrics divide su trabajo en el desarrollo y venta de sus propios productos y en la contratación de licencias a terceros cuando no pueden “atacar el mercado”, según Mendoza, por falta de recursos, de modo que empresas de Estados Unidos, Polonia o España las desarrollan y comercializan. Pero su filosofía de negocio se basa en la competitividad y diferenciación estratégica a partir de la I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación), es su valor añadido, más allá del coste de sus productos porque sus clientes no sólo se hacen con sus patentes para desarrollarlas, sino que se ponen en contacto con ellos para mejorar sus productos, hacerlos más competitivos.
Nacidos en 2001 pero consolidados en 2004, su vocación ha sido siempre “absolutamente internacional”, relata Mendoza, y han exportado sus ideas y aplicaciones a toda América (la del Norte y la del Sur), a Europa y hasta las antípodas, en Australia. “Es un negocio global, lo bueno y lo malo de la globalización es que compites y vendes por todo el mundo”, reflexiona el director general de Ingeniatrics.
Y como es global, también les afecta la crisis pero con una diferencia que nos debe hacer pensar hacia el futuro. “A nuestro sector no nos llegó la primera ola, fuimos creciendo con pasos firmes, con cuidado y estábamos bien preparado, pero nuestros clientes sí que tienen problemas de liquidez y financiación”, explica Mendoza para aclarar que, pese a todo, han seguido incrementando su facturación y sus beneficios. Y de cara al futuro, lo tienen bastante claro: “continuar haciendo lo mismo que es no hacer siempre lo mismo, sino evolucionar, tener abiertas las orejas para saber lo que necesitan nuestros clientes, prever con antelación sus necesidades y tener las líneas de investigación encaminadas”.
“La diferenciación está en las cabezas y no en las manos, en no competir en horas si no en el trabajo, en ser productivos”, apunta Mendoza, que lamenta la cultura de trabajo de España, basada en un horario “que no es bueno”. El resultado es que los españoles somos “los que más horas echamos y los menos productivos y encima no es que tengamos una vida personal fantástica”.
Generar riqueza y empleo
Entonces, ¿el futuro está en empresas como Ingeniatrics? “No es el único pero es importante”, apunta Mendoza para aclarar que hace falta la gran empresa, que genera empleo y riqueza, que aplica sus propias patentes, “pero este tipo de empresas son necesarias para crear nuevas que compitan y creen otras grandes, hay que explotarlas aunque es un negocio muy arriesgado”.
Ingeniatrics centralizará en Camas dentro de poco su centro de negocio y su laboratorio (ahora está en una nave industrial) de I+D+i, una de sus áreas más importantes, en la que trabaja un equipo “formado por gente joven, muy formada, investigadores y científicos” que desarrollan cada una de sus líneas de negocio y sus patentes. Eso sí, continúan trabajando con los grupos de investigación de la Universidad de Sevilla, con los que poseen convenios de colaboración. “Siempre nos han apoyado, como EBT y como spin-off”, reconoce.
En la actualidad están investigando en microcápsulas para la industria farmacéutica y biotecnológica: diferentes sustancias en pequeñas microesferas para el estudio de microorganismos, aunque la lista de aplicaciones de sus “sprays de tamaño, composición, homogeneidad y estructura absolutamente inéditas”, porque son nanopartículas, es decir, minúsculas, se adaptan a la tecnología microclimáticas y nebulización de altas presiones (lo comercializan a través de su división Frialia). Otra línea interesante, OneNeb, ofrece líneas de nebulizadores especialmente diseñados para sistemas de introducción de muestras líquidas en placas de acoplamiento inducido (IPC), aunque quizás sea más comprensible hablar de nanopartículas de insulina para administrar por vía oral; recubrir con la tecnología Flow Focusing el material con el que se aisla una superficie o mejorar la resistencia de los tejidos aplicando nanopartículas.
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