A medida que finaliza el año 2024, se avecina un anuncio importante respecto a los estudios científicos realizados sobre los restos atribuidos a Cristóbal Colón y algunos de sus familiares, cuyos restos descansan en Sevilla. Esta noticia llega después de décadas de debates y especulaciones sobre la autenticidad de los restos del almirante, cuyos traslados y enterramientos han alimentado un largo y apasionado debate histórico. Sin embargo, los últimos análisis de ADN, encabezados por el doctor José Antonio Lorente y su equipo, despejaron las dudas: los restos conservados en la Catedral de Sevilla son, con absoluta certeza, los del célebre navegante.
La plémica en torno al último reposo de Colón
La polémica sobre el lugar de descanso final de Cristóbal Colón no es nueva. Desde el siglo XIX, varias teorías han disputado la autenticidad de los restos en Sevilla. Esta polémica estalló en 1877, cuando durante unas obras en la Catedral de Santo Domingo se encontró una caja con una inscripción que hacía referencia al almirante. Este hallazgo llevó a muchos a cuestionar si los restos que habían sido trasladados a Sevilla desde La Habana en 1898 eran auténticos o si, por el contrario, los verdaderos huesos permanecían en la capital de la República Dominicana, teniendo en cuenta que allí se encontraban los restos de Cristóbal Colón II.
Sin embargo, la historia de los traslados de los restos de Colón está bien documentada. Tras su fallecimiento en Valladolid el 20 de mayo de 1506, el cuerpo fue enterrado en la ciudad castellana hasta 1509, cuando fue trasladado al Monasterio de las Cuevas de Sevilla. Años después, en 1536, la viuda de su hijo Diego, María de Toledo, consiguió la autorización para trasladar los restos de su esposo y de su suegro a la Catedral de Santo Domingo, en la isla caribeña de La Española. Durante más de dos siglos, los restos del almirante reposaron allí junto a los de otros miembros de la familia Colón.
En 1795, tras la cesión de la parte oriental de la isla de La Española a Francia, los restos de Colón fueron enviados a La Habana, donde permanecieron hasta 1898, cuando fueron finalmente devueltos a Sevilla después de la pérdida de la isla durante la Guerra Hispano-Estadounidense. La ceremonia de traslado fue un acontecimiento solemne y multitudinario, que culminó con la llegada de los restos al Guadalquivir y su posterior descanso en la Catedral de Sevilla, en un fastuoso monumento funerario. No obstante, el hallazgo en Santo Domingo en 1877 reabrió la disputa, generando la creencia de que los auténticos restos nunca abandonaron el Caribe.
Las pruebas científicas: el ADN despeja las dudas
Para zanjar definitivamente la polémica, en 2003 se llevó a cabo una exhumación de los restos de Cristóbal Colón en la Catedral de Sevilla. En una operación sin precedentes, también se exhumaron los restos de su hijo Hernando y su hermano Diego, enterrados en el mismo lugar y en el Monasterio de las Cuevas, respectivamente. Esta iniciativa, impulsada por el doctor José Antonio Lorente, tuvo como objetivo realizar un análisis genético que pudiera confirmar la identidad de los restos.
El proyecto, financiado con 180.000 euros y respaldado por diversas instituciones, contó con la colaboración de laboratorios y científicos de prestigiosas universidades e institutos, tanto nacionales como internacionales, entre ellos la Universidad de Granada, el Instituto Max Planck de Leipzig y especialistas del FBI en Estados Unidos. Los estudios incluyeron análisis antropológicos, odontológicos, mineralógicos, fotográficos y radiográficos, además de pruebas genéticas de ADN mitocondrial y del cromosoma Y.
El análisis de ADN mitocondrial fue especialmente relevante, ya que este tipo de ADN se transmite exclusivamente por línea materna. Al comparar los perfiles genéticos de los restos de Cristóbal Colón con los de su hermano Diego, los investigadores pudieron confirmar que ambos compartían la misma ascendencia materna, lo que valida su parentesco. Por otro lado, el análisis del cromosoma Y permitió demostrar que Hernando Colón también compartía este marcador genético, certificando su relación filial con el almirante. Estas pruebas confirmaron, de manera concluyente, que los restos hallados en Sevilla pertenecen al propio Cristóbal Colón, poniendo fin a las dudas sobre la autenticidad de su sepulcro en la capital andaluza.
La negativa de la República Dominicana a someter sus restos a estudio
A pesar de la contundencia de los resultados obtenidos en Sevilla, las autoridades dominicanas mostraronreticencia a someter los restos conservados en el Faro a Colón a un análisis genético que permita compararlos con los estudiados en España. Esta negativa ha sido interpretada por algunos como un posible temor a que los estudios confirmen que los huesos dominicanos no pertenecen al navegante, lo que despojaría a Santo Domingo de una de sus más preciadas reliquias históricas. No obstante, algunos expertos han sugerido la posibilidad de que los restos del almirante estén repartidos entre ambos lugares, una hipótesis que Enrique Villanueva, coordinador de la investigación, ha considerado plausible debido al estado fragmentario en el que se encuentran los restos, o que fueran, los conservados en Santo Domingo, los de Cristóbal Colón II, descendiente del Almirante.
Aunque los estudios realizados en Sevilla son concluyentes respecto a la autenticidad de los restos allí conservados, un análisis comparativo con los restos de Santo Domingo podría ofrecer una imagen completa y cerrar definitivamente el capítulo de esta controvertida historia. Hasta entonces, los resultados obtenidos en España otorgan a la Catedral de Sevilla el derecho de ser reconocida como el auténtico lugar de descanso del descubridor del Nuevo Mundo.
Por su parte, la posibilidad de que algunas partes del cuerpo de Colón puedan estar repartidas entre Europa y América no se descarta del todo, ya que, debido al estado fragmentario en que se hallan los restos, algunos especialistas consideran plausible la teoría de la distribución. No obstante, la evidencia científica reunida hasta ahora respalda claramente la autenticidad de los restos que reposan en la capital andaluza.
Un enigma sin resolver: el verdadero origen de Colón
Aunque la confirmación de la autenticidad de los restos en Sevilla resolvió una de las grandes incógnitas relacionadas con Cristóbal Colón, persiste el enigma más profundo de todos: el verdadero origen del navegante. La biografía del almirante está plagada de misterios, comenzando por su lugar de nacimiento. Si bien la teoría más aceptada sostiene que Colón nació en Génova alrededor de 1446, otras hipótesis sugieren que podría haber sido de origen catalán, mallorquín o incluso gallego. La falta de documentación concluyente sobre su vida antes de 1484, cuando llegó al reino de Castilla, ha dado pie a múltiples teorías alternativas.
Algunos investigadores defienden la teoría de que Colón pudo haber nacido en Cataluña, apuntando a la posible catalanización de su apellido original "Colom" y argumentando que ciertos documentos históricos presentan un fuerte vínculo con la nobleza catalana. Otros, en cambio, sostienen que podría haber sido originario de Mallorca, basándose en la existencia de familias con el apellido Colom en la isla y en la supuesta relación de Colón con destacados marinos y comerciantes mallorquines. Por otro lado, la teoría gallega también tiene sus defensores, quienes argumentan que existen evidencias lingüísticas y culturales que sugieren un posible origen en Galicia.
El propio Colón mantuvo en vida un marcado interés por mantener sus orígenes en el misterio. Según su hijo Hernando, el navegante evitaba hablar de su patria con claridad, lo que podría haber sido una estrategia deliberada para proteger sus intereses y los de su familia en la corte castellana. En aquel tiempo, la legislación del "Ordenamiento de Alcalá" impedía que los extranjeros ocuparan ciertos cargos hereditarios en la administración de la Corona de Castilla, lo que habría motivado al almirante a adoptar una identidad más favorable para sus ambiciones políticas y familiares.
La herencia científica: el ADN como herramienta para descifrar la historia
Los análisis genéticos realizados en Sevilla no solo han servido para autentificar los restos de Cristóbal Colón, sino que también han brindado nuevas perspectivas para el estudio del ADN en la identificación de figuras históricas. El uso del ADN mitocondrial y del cromosoma Y en esta investigación ha demostrado la capacidad de la ciencia para resolver disputas históricas que han permanecido abiertas durante siglos. La confirmación de que los restos del almirante reposan en Sevilla representa un triunfo para la investigación interdisciplinaria y un ejemplo de cómo la genética puede contribuir a la autenticación de patrimonios históricos.
Sin embargo, el misterio sobre el verdadero origen del navegante sigue sin resolverse. Mientras que las pruebas de ADN han validado la autenticidad de sus restos, determinar de manera concluyente si Colón era realmente genovés o, como sugieren algunas teorías, catalán, mallorquín o gallego, continúa siendo un desafío. Para desentrañar este enigma, sería necesario comparar su perfil genético con el de posibles parientes en estas regiones o realizar un análisis más exhaustivo de los documentos históricos que se relacionan con su vida y sus conexiones familiares. Seguramente el resultado indique que era, como él mismo dijo, genovés.
Sevilla, último hogar de Colón, y la búsqueda del origen
A más de 500 años de su muerte, la figura de Cristóbal Colón sigue generando debates. La confirmación científica de que sus restos reposan en la Catedral de Sevilla constituye un hito en la historia de la investigación forense y ofrece un cierre a uno de los grandes enigmas históricos relacionados con el navegante. Los estudios de ADN han demostrado sin margen de error que los huesos sevillanos pertenecen al hombre que cambió el curso de la historia al cruzar el Atlántico en 1492.
Sin embargo, aún queda por resolver el enigma más profundo: el verdadero origen del almirante. La cuestión de si Colón era genovés, catalán, mallorquín o gallego permanece sin respuesta definitiva, aunque pronto podría haber novedades al respecto, manteniendo viva la fascinación y el misterio en torno a su figura. Hasta que la ciencia o nuevos descubrimientos históricos puedan arrojar luz sobre este asunto sabemos con certeza científica que Sevilla es el último hogar de Colón, un lugar que custodia no solo sus restos, sino también los secretos de un hombre cuya vida y legado continúan intrigando al mundo entero.
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