Nadie como James A. Barrie, con su Peter Pan, ha sabido contar la pérdida de la inocencia de una manera tan bella, y el artista Antonio Lorente se ha llevado a su terreno este universo en una versión ilustrada de esta novela con seres que cabalgan entre la realidad y la ficción.
Y son los ojos de Peter Pan, Wendy, Campanilla o el Capitán Garfio los que hacen de esta edición de Edelvives una nueva manera de mirar el "alma" de estas criaturas, porque Lorente (Almería, 1987) es ahí donde pone el foco de atención, en esas pupilas con las que la melancolía, alegría, tristeza o soledad traspasarán la piel del lector.
Sentimientos que han nacido en el ilustrador después de leerse dos veces las dos entregas que Barrie escribió de Peter Pan, un personaje que Lorente siempre llevó muy dentro porque era su madre, según cuenta en una entrevista a Efe, la que se encargaba de decirle cuando era niño que era "un poco" como este ser a medio camino entre la realidad y la ficción.
"Cuando me leí las novelas descubrí que lo que yo tenía entendido sobre ellas no tenía nada que ver. Estamos muy contaminados de Disney y he querido aportar nuevas cosas", afirma sobre el contenido de sus ilustraciones, las cuales son interpretaciones del texto real, siempre dominadas por las dos grandes influencias de Lorente: Tim Burton y Dalí.
Aunque, según reconoce, también "bebe mucho" de la pintura renacentista y del Surrealismo pop desde que estudiaba Bellas Artes, un movimiento éste último en el que predominan las cabezas y ojos grandes, "pero con proporción real", como la que él gasta en las ilustraciones que salpican las páginas de este libro.
Con una mayoría de personajes nacidos en su imaginación, los lectores podrán comprobar cómo otros les resultan familiares, como el de la propia Campanilla: "A este personaje le di muchas vueltas y la rechazaba hasta que un día, cuando iba en el metro, vi un anuncio en el que salía la modelo Cara Delevigne, y me inspiré".
Lo mismo le pasó con John y Michael, los hermanos de Wendy, cuyos rostros son los de sus sobrinos.
¿Y qué pasa con Peter Pan? Pues todo y nada, porque Lorente ha creado a un personaje "andrógino", una libertad que se ha marcado porque lo de que no fuera pelirrojo no se lo podía saltar. "Es un ser especial, asexuado y tiene mucho de chico y de chica porque no quería hacer el típico hombrecito", matiza.
Con un tiempo medio de dos o tres días por ilustración, depende del grado de "aislamiento" al que se someta -tempo que marcan las llamadas de su madre preguntándole: ¿Antonio, has comido?, confiesa entre risas- el almeriense reconoce que antes de decidir qué pasaje ilustrará debe leerse por segunda vez el libro.
"Así veo cuál es el que más me llama, porque no quiero sacar la imagen tal cual", afirma este ilustrador "obsesionado" con ciertos momentos, como cuando Wendy, al comprobar que sus hermanos están olvidando a sus padres, comienza a hacerles recordar cómo era su vida antes de llegar a Nunca Jamás.
"En esa ilustración cuento cosas que no contó Barrie, pero yo tengo que conseguir que la gente reciba otra información", añade.
Con otro proyecto con Edelvives en el horizonte, este ilustrador cuenta en su trayectoria con exposiciones en la Biblioteca Nacional de España o la galería Tower 47 de Londres, pero si de seguir soñando se trata, a Lorente le encantaría trabajar con Pixar para así ver animadas sus ilustraciones.
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