Los excesos de aprovechamiento surgidos en los terrenos previstos para suelo comercial e industrial, como es el caso de La Sarna o Miralrío, encarece el precio del suelo, ya que hay que compensarlos previamente con suelo en zonas verdes. Para Butrón, esto tiene su base en “la mala planificación urbanística que ha habido en la ciudad durante los últimos años, que ahora perjudica a los polígonos industriales”.
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