Cambiamos de costumbres y de vestuario, y es como si apareciéramos o reapareciéramos. Nos ponemos y nos quitamos una nariz postiza y nos convertimos en un ser extraño y distinto. Viajamos al mar, a cualquier lugar de España o al extranjero.
Aparecemos en un lugar y reaparecemos en otro, cerca o lejos, con la misma gente o con personas distintas, afrontamos las adversidades y vamos descubriendo nuestra propia fuerza que antes no conocíamos. Hoy en día la mayoría de los humanos, aparecemos y reaparecemos con un gesto, echar mano a nuestro móvil.
Así, según los últimos estudios un 50 % de los españoles mira su dispositivo cada 5 minutos y un 80% reconoce que es lo último que hace antes de dormir y lo primero al levantarse. Lo que está claro es que cada vez estamos más y mejores localizados.
Parecía que estábamos en el camino de la transición ecológica y la sostenibilidad pero la pandemia del Coronavirus y el confinamiento ha hecho emerger de nuevo la cultura del plástico y así se estima que en 2020 el ritmo de producción habrá aumentado un 900% con respecto a los niveles de 1980.
Si sabemos controlar nuestras tentaciones culinarias, nos sentiremos mejor anímicamente y dejar atrás el estrés. Ya hemos terminado el Estado de Alarma, y estamos en la segunda ola ¿O tal vez ya la hemos pasado? No debemos dejar de ser responsables, y estar muy alertas para mantener la movilidad con restricciones y seguir las normas sanitarias para poder ir al cine, a la calle, a los restaurantes, pero sin abandonar las mascarillas, la distancia social y la limpieza de manos.
Vemos entre pareceres y reapareceres que lo que antes era malo, ahora es excelente, así el PP pide prorrogar los ERTE para “salvar” millones de empleos. Menos mal que ahora gracias a San Google es fácil recuperar lo que hemos dicho en cada momento.
Entre irritaciones y moderaciones, lo mismo abrimos las puertas a nuevas experiencias que damos el cerrojazo a males conocidos y vividos. Hay quienes piensan que el hecho de congelar los problemas les crean una situación favorable y de seguridad.
Hoy he notado que de verdad estamos volviendo a la normalidad, tal vez la principal de las razones, porque al poner el informativo, he visto y oídos cosas diferentes al COVID 19, ha vuelto aparecer el procés, las acusaciones al Rey Emérito o los brotes de racismo y xenofobia, entre otros muchos, hemos pasado de lo monotemático a la pluralidad informativa. Era solo una ilusión.
Hay principios felices y finales trágicos, o viceversa: Lo normal es que a un libro o a una película le pongamos un final de ensueño, en el que un beso profundo o un caminar hacia el horizonte nos pinte esa pintura que siempre hemos soñado terminar tal y como ha quedado.
Los gritos tienen sus ecos y los silencios sus valores, entre ambos nos movemos en medio de certezas e incertidumbres, sintiendo miedos y alimentando reflexiones, perdidos por querer saber y encontrados por desear educarnos.
No sabemos cómo será el futuro más inmediato por muchos planes que elaboremos, aunque quieran forzar el cambio de nuestras vidas e inventarnos una biografía ideal. Necesitamos renovarnos y ser capaces de superar los ruidos y los disgustos. Urge más saber de dónde venimos, y sin tristezas, ni cabreos ni pasos atrás, hemos de ser valientes en los tiempos más extraños y difíciles y construir nuestras revoluciones paso a paso, día a día,
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