Una finca del centro histórico del siglo XVIII debió ser precintada este jueves tras observarse la presencia de okupas en su interior y con el objetivo de evitar un mayor deterioro.
Se trata de un inmueble especialmente significativo dado que ocupa el número 42 de la plaza del Arroyo, está situado frente al Reducto de la Catedral y en su día acogió la recordada clínica del doctor Romero Palomo.
En estos últimos días se había venido advirtiendo la presencia de diversas personas en el interior del edificio, que se encuentra abandonado desde hace años.
Como consecuencia de esas entradas y salidas se ha producido un notable deterioro en la finca, que ha sido presa del vandalismo y el pillaje.
Los efectos de ese abandono se podían percibir incluso desde el exterior, dado que la puerta de acceso principal al edificio se quedó abierta.
Aunque esta situación no es nueva, testigos presenciales advertían ayer de cierto agravamiento a raíz del traslado de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía a las actuales dependencias de la avenida de la Universidad, lo que de algún modo ha dejado a esta zona sin esa presencia casi permanente de efectivos policiales.
Ante esta circunstancia, la propiedad del inmueble ha optado por tratar de preservarlo tabicando todas las vías de entrada al interior de la finca.
El edificio figura en el catálogo de elementos del conjunto histórico artístico recogido en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) que se encuentra en vigor.
Esa ficha habla de una casa patio con anexos del siglo XVIII con tres cuerpos principales.
La edificación principal residencial, con la estructura y fachada típica de ese periodo, destacando una sencilla portada flanqueada por dos pilastras; un granero de dos plantas con bóvedas de arista a la izquierda, alineado con la edificación vecina y una construcción de una planta, de fachada curva y construcción más reciente que permite unir los cuerpos anteriores.
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