El Loco de la salina

¡Qué manera de hacer el gilipollas!

Pero ahí los tienes, prácticamente con sus nombres detrás del león de la Metro junto al del director y dándose una importancia que subleva a cualquiera.

Publicado: 29/12/2019 ·
23:11
· Actualizado: 29/12/2019 · 23:24
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Mañana acaba el año y ya va siendo hora de hacer un recuento de las cosas importantes que han sucedido a lo largo de 2019. Los años van pasando a una velocidad tan impresionante que no nos damos ni cuenta. Sin embargo, las cosas importantes van quedando, pero estas deben ser las que tienen importancia para la mayoría, no para los cuatro gatos que se creen el centro del universo cosmos. Para mí puede ser importante que ayer por la tarde no me dolió la cabeza, pero eso a mi vecino sin ir más lejos, le importa un soberano pimiento.

Después está la importancia de los políticos. Si ellos supieran lo hartitos que estamos del tema catalán, ya habrían solucionado la cosa. La impresión que tenemos en el manicomio es que estamos haciendo el gilipollas con los golpistas catalanes. Es una bajada de pantalones continua sin necesidad. Hasta los locos tenemos claro que habría que ir a un entendimiento con los partidos que defienden las leyes que tenemos y no con los que chulean y se enorgullecen de estarlas pisoteando cada dos por tres. Si así se hiciera, todos estos rufianes se quedarían al margen de la historia, como actores de tercera categoría, de esos que aparecen por ahí metidos en las interminables listas finales que ponen al final de las películas y que nadie lee.

Pero ahí los tienes, prácticamente con sus nombres detrás del león de la Metro junto al del director y dándose una importancia que subleva a cualquiera. Por que, ¿a quién no le subleva el que España entera tenga que depender de cuatro tíos de una región que por muy hermosa que sea es una región más, cuya propuesta de diálogo consiste en que, si no me das lo que quiero, pues lloro y pataleo? Pero es que encima, todos los telediarios, a todas horas, siguen dándoles una importancia que ni ellos mismos se creen. ¿Es que el resto del Estado español no existe? ¿Nada más que existen estos tíos y los borreguitos que siguen obedientes detrás de ellos?

Y para colmo, como ejemplo de lo gilipollas que somos, estos tíos están siendo religiosamente pagados por todos nosotros con unas cantidades que ya muchos quisiéramos cobrar todos los meses. Y yo también me pregunto: ¿quién se acuerda de nosotros los locos? No acabamos de entender por qué esos tíos, junto al que los llama suplicante y arrastrándose por el suelo, no están ya puestos en el reparto secundario y quitados de la circulación? Por eso, no es que el tema catalán sea importante, sino que Pedro lo está haciendo importante a fuerza de meternos todos los días por la cara lo importantes que son para España (léase, para él) los fugados, los encarcelados, los delincuentes, los golpistas…

Y lo realmente importante que ha sucedido en España este año no es que los locos hayamos mejorado, sino que el nivel de los de ahí fuera (sobre todo de los políticos en general) ha bajado tanto, que ya pocas diferencias nos separan de ellos. Pero esta noche vamos a tomarnos las uvas con tranquilidad y no como mi vecino, que ha puesto frente a su cama 12 fotografías (ya saben: la del fugado, la del calvo, la del vizconde, la del bajito, la del de las barbitas recortadas, la del que tiene el pedazo de chalet, incluso la de Pedro…), y dice que, en cuanto suenen esta noche las doce campanadas, le va a pegar un silletazo a cada una de ellas por cada una de las uvas, gritando en voz alta: “Me tenéis hasta los mismos huevos”.

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