Matrícula de deshonor

Seguimos sin aprender

Con la llegada de la época estival, Huelva tiembla ante el temor del fuego, reminiscencias de los pasados años...

Publicado: 04/06/2019 ·
14:11
· Actualizado: 04/06/2019 · 14:11
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Con la llegada de la época estival, Huelva tiembla ante el temor del fuego, reminiscencias de los pasados años, en los que vivimos los veranos más infernales de cuantos recuerdo. Es difícil olvidar las llamas y el descontrol de los numerosos incendios que azotaron nuestra provincia, provocados o no, aún latentes e incrustados en nuestra memoria. Ante la llegada del calor, Huelva asume su lado más amargo, se pone en alerta, asumiendo que este envidiable tiempo veraniego y sus incomparables paisajes cuenten con la cruda realidad, que comienza a ser visible con demasiada antelación en este 2019, augurándose un mal presagio con los primeros incendios que se han vivido en Beas, Lucena, Almonte, Berrocal... que ponen en alerta a nuestra provincia. Ante situaciones así, muchos nos preguntamos si esta provincia está asumiendo verdaderamente la problemática existente, si verdaderamente somos conscientes de los daños considerables que estos incendios están creando en nuestro entorno, del peligro y los riesgos tan reales que corren nuestros campos y pueblos, y si realmente estamos dotados lo suficiente para solventar las adversidades que cada veranos estamos padeciendo. La preocupación por los incendios es evidente en estos meses, pero no observo planteamientos preventivos durante el año, no percibo estrategias de concienciación activas durante el resto de los meses que creen esa conciencia social para minimizar los posibles incendios, un hecho que debería ser prioritario ante las constantes situaciones que vivimos, con riesgos materiales y humanos y pérdidas irreparables de un ecosistema único que no puede estar a merced de errores humanos, casi en general. Huelva ya debería tener los avances más novedosos en materiales de extinción de incendios, contar con dotaciones de máximo nivel y con suficientes controles y profesionales para asegurar nuestro entorno. Huelva no puede estar cada verano a merced del fuego, ni de la irresponsabilidad humana; la experiencia en estos menesteres nos avisa de forma directa, y tal como observo en este inicio de temporada, seguimos sin aprender.

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