Ya ha pasado casi una semana desde que el presidente del Partido Popular designara a Pablo Montesinos como cabeza de lista por Málaga al Congreso. Casado no ha “impuesto” a Montesinos, como titulaba el medio de cabecera de los populares malagueños. Y digo que lo que ha hecho no ha sido imponer, sino de designar, porque entre las atribuciones que tiene su cargo está elegir los números uno de las listas al Congreso y Senado. Así que de imposición ‘cero’. Otra cosa es que desde ese medio o desde la dirección provincial aspiraran a colocar en su lugar a la afecta y familiar Carolina España… y el disparo les haya salido por la culata.
Montesinos es más conocido por aparecer trabajando en los pasillos del Congreso o en las tertulias de La Sexta que por ser visto en Málaga. Es cierto que él ha crecido aquí, entre nosotros; algunos incluso hemos estudiado en el mismo colegio; también es sabido que sus padres han tenido una larga trayectoria profesional en Unicaja. Pero a Montesinos no se le conoce trabajo político o actividad social alguna relevante en nuestra provincia. La tendrá que hacer ahora.
Sí se ha visto a Montesinos cuando ha venido a Málaga, sin embargo, en Grindr, una red social de contactos gays en la que ha aparecido dando la cara, lo cual es digno de elogio por su valentía, siendo como era ya un personaje público por sus apariciones en TV.
Si esa cuenta de Grindr era real y no un troll que usaba su imagen, Montesinos no va a tener fácil conciliar su sexualidad y los derechos a los que aspiran muchas personas LGTBI con el modelo de familia única o supremacista que defiende el ala dura o más derechizada del Partido Popular que representa Pablo Casado y su mentor José María Aznar.
Confiemos en que con la participación de candidatos LGTBI visibles, el Partido Popular pueda superar debates tan rancios y homófobos como el de las peras y las manzanas con el que hizo aquel famoso ridículo Ana Botella, la mujer del padrino político de Casado.
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