Ya lo dicen los que han probado en sus propias carnes, es un área complicada y difícil de cambiar. Por ella han pasado no pocos políticos dispuestos a poner orden en ella desde el mismo instante que tomaron posesión de su acta.
La fuerza acabó hasta que fue señalado por los que no quieren que nada se cambie por más que haya motivos más que suficientes para hacerlo. Cuestión de mantener la posesión del poder.
Que haya policías que hayan agredido a otros, que se hayan cruzado denuncias, escraches, insultos o amenazas, tal y como informamos en estas páginas, resulta cuanto menos peligroso y denunciable a todas luces y que necesita urgentemente de medidas que frenen y solucionen lo antes posible todo lo que viene ocurriendo.
Unos encontronazos entre compañeros y alentados por sindicatos, que si bien no escatimaron fuerzas en hacer frente en el cuerpo a cuerpo, bien se que se ha tapado las escasas (casi nulas) visitas que realiza -según los propios policías- del concejal, ahora señalado, el socialista Ángel González, o en enunciar las deficiencias que presenta la Comisaría.
Que se anega cada vez que llueve o que las comunicaciones no siempre están en perfecto estado, han sido silenciadas con tal de no manchar una gestión que debe salir ahora dar la cara y lavar el buen nombre de los que deben valer y hacer valer la ley. Crear incertidumbre gratuita y más cuando estamos hablando de seguridad, no debiera importar la tendencia política de cada sindicato.
El escrito de súplica enviado al alcalde David de la Encina debe servir para que se actúe y se depuren responsabilidades, poner coto y freno a una concejalía desvariada para frenar una rebelión en la que nadie saldrá ganando. Perdemos todos.
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