La localidad cordobesa de Pozoblanco ha despedido a Antonio César Fernández, misionero de 72 años del municipio que murió el pasado 15 de febrero en un ataque yihadista en la provincia de Boulgou, en Burkina Faso.
El cuerpo del misionero ha llegado sobre las 17:00 horas a la iglesia de Santa Catalina, donde cerca de un millar de personas han rendido homenaje al misionero salesiano, cuya muerte se espera sea investigada por las autoridades de Burkina Faso a petición del Gobierno español.
La misa de funeral ha sido oficiada por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, quien ha destacado que el ejemplo de Antonio César muestra que "la vida es para darla y que cuando la vida llega a su plena donación alcanza su verdadero sentido".
Posteriormente, el cuerpo del misionero ha sido enterrado en el cementerio municipal Nuestra Señora de los Dolores.
Los hechos sucedieron en la localidad burkinesa de Nohao, próxima a Ghana, cuando un grupo de yihadistas en motocicleta atentó contra el puesto de aduanas, atrapando en el fuego cruzado al misionero.
El salesiano falleció tras recibir tres disparos durante el ataque, que se produjo a primera hora de la tarde del viernes, cuando regresaba a su comunidad en Uagadugú junto a otros dos religiosos, que sobrevivieron.
Los misioneros regresaban a la ciudad tras celebrar en la capital de Togo, Lomé, una reunión de la Inspectoría Salesiana de África Occidental Francófona, detallaron Salesianos España en su página web.
Fernández, nacido en Pozoblanco (Córdoba) en 1946, era misionero desde 1982, año en el que fundó la presencia salesiana en Togo e hizo de este país de África Occidental su primer destino, si bien en la actualidad ejercía en Burkina Faso.
"Son los jóvenes de los distintos lugares (del mundo) en los que he estado los que me han enseñado a ser salesiano y a ser lo que ahora mismo soy", expresó el propio Fernández apenas 48 horas antes de ser asesinado, según un vídeo divulgado por Salesianos España.
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