Hay ocasiones en las que el tradicional e indignante abandono de gran parte de los proyectos prometidos por las administraciones a la capital de Jaén pasa una línea roja que debe hacer saltar todas las alarmas y provocar acciones inmediatas para solucionar los problemas. Este es el caso del barrio de Las Protegidas, sobre todo, del Grupo 1060 José Antonio de viviendas, cuyo estado recuerda más a países inmersos en conflictos bélicos, que a una ciudad media europea (lo de europea no va con segundas). Más tarde que pronto, el Ayuntamiento se verá obligado a desalojar a los vecinos por el estado ruinoso en el que se encuentran, mientras la Junta, que las declaró Bien de Interés Cultural en 2006 en una de las operaciones políticas más partidistas e injusta que se han tomado en Jaén, sigue negando el pan y el agua e incumpliendo su promesa, porque la catalogación iba acompañada de una inversión millonaria. Aceras acotadas a los peatones por peligro de desprendimiento y decenas de familias viviendo en sus hogares, abandonados, desprotegidos y condenados al desahucio. Esto sí son políticas sociales y no las que llenan los discursos maniqueos de tantos políticos adoctrinados. Y si la Junta no tiene ahora el dinero que prometió en su día, que no se sorprenda porque los vecinos renuncien a sus programas de rehabilitación (compartida, claro), porque ellos tampoco disponen de la cantidad necesaria. ¿Algo habrá que hacer?
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