Ciudadanos escribió este jueves en el Parlamento de Andalucía un nuevo capítulo en la peculiar relación que mantiene con el PSOE. Es oposición, pero hay momentos clave en los que acude al rescate de los socialistas en virtud del cumplimiento del pacto de investidura que suscribió con el primer partido de la Cámara para garantizar el sillón de San Telmo a Susana Díaz. Eso implica votar de la mano del PSOE unas veces y presionar en otras.
Algo de eso ocurrió en el Pleno, con el ingrediente adicional de la negociación a cara de perro que Mariano Rajoy deberá librar aún para intentar sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado, ésos que el Ejecutivo regional denuncia que son “un agravio” y un “ataque directo a Andalucía”. El grupo de Juan Marín utilizó su turno de pregunta quincenal a la presidenta para interrogarle precisamente sobre la incidencia en Andalucía de las cuentas estatales.
Conocía la respuesta de sobra porque ha oído en las últimas semanas el carrusel de protestas del Gobierno andaluz, pero en el fondo lo que pretendía era lanzar de nuevo en público la petición a Díaz de que por “responsabilidad” el PSOE no bloquee en Madrid el Presupuesto de Rajoy.
Díaz se niega porque cree que el PP maltrata a drede a su comunidad, pero además porque necesita distanciarse ahora, con las primarias encima, de la derecha.
Cs tiene una visión opuesta al PSOE sobre las cuentas estatales porque debe defender en Andalucía el voto afirmativo que su líder, Albert Rivera, les dará en el Congreso. Unos minutos más tarde, sin embargo, la distancia entre Ciudadanos y PSOE quedaría reducida a la nada porque los de Marín salvarían a los socialistas aprobando la convalidación del polémico decreto de Educación Infantil.
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