La escuela del siglo XXI viaja hacia atrás en el tiempo con las reválidas, el paso rápido a una formación profesional al margen del mercado laboral y devaluada para hacerla más asequible y el segregacionismo de los alumnos de la enseñanza obligatoria según su rendimiento. Todas estas son las geniales ideas de la última reforma de la enseñanza a la que sería más honesto llamar contrarreforma porque no se inspira en la sociedad actual y sus necesidades, muy al contrario reinventa la peor parte y la más casposa de la enseñanza que hacía memorizar la lista de los reyes godos. No se podía esperar otra cosa de este gobierno que prometió intocables la educación y la sanidad para después disminuir el presupuesto de la primera en 3.000 millones y el de sanidad en 7.000. Realizando una vuelta a lo esencial en educación: una pizarra y una tiza.
La enseñanza después de Rajoy no es mejor, pero resulta más barata y este milagro se ha conseguido aumentando el ratio de alumnos por clase, cerrando bibliotecas, eliminando becas y cambiando las condiciones para conseguirlas, contratando menos profesores, subiendo las tasas universitarias, subiendo el precio de las guarderías, no cubriendo las bajas de los profesores de menos de dos semanas, poniendo menos ramas en los institutos, etc. Todas estas cosas resultaban prescindibles para este gobierno, porque si en una clase caben treinta y tres pupitres por qué vamos a poner veinte, total si el que no estudia es porque no quiere y se ahorran profesores. Lo de las bibliotecas ha sido lo más fácil, quién se iba a dar cuenta, los chavales de barrio que encontraban en ellas mejores condiciones para estudiar que en su casa y su único acceso a los libros y a internet. Ahorrar en becas ayuda a superarse a los que tienen menos recursos piensa el gobierno del PP, lástima que no se obligue a rendir más también a los hijos de las familias con recursos. Para qué bajar el precio de las guarderías si cuesten lo que cuesten la gente no tiene otra que pagarlas para poder seguir trabajando. Y las bajas no cubiertas duran meses en algunos centros.
Subirse a la enseñanza del PP no garantiza a nuestros chavales un futuro laboral pero es más igualitaria, iguala las condiciones de los alumnos de hoy con las de los alumnos de hace cuarenta años.
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