El próximo domingo, 20D, España llegará al final de un cambio que ha durado algo más de dos años, desde la irrupción de Podemos con fuerza en las elecciones europeas, en principio como un fenómeno social derivado de aquel movimiento 15M y de aquellos indignados que alentó un octogenario francés. Las citas electorales siguientes y la caída de UPyD alzaron también a otro grupo emergente, Ciudadanos, primero en Cataluña y más tarde en el resto del país. El resultado será, según indican todas las encuestas, un Parlamento con cuatro grupos políticos fuertes y, a priori, el fin del bipartidismo afianzado desde los comicios del 82. Es presumible que nada vuelva a ser igual en los próximos años si la tendencia se mantiene por lo que el próximo domingo España vivirá unas elecciones históricas que marcarán el inmediato futuro de los españoles. Ante este importante hecho sociológico desde finales del siglo pasado, la campaña electoral ha estado muy lejos de quedar a la altura de estos cambios, con un PP y un PSOE más preocupados por lo que se les viene encima y por acudir a la estrategia del miedo, que por afrontar cambios de calado en sus organizaciones, y unos partidos emergentes henchidos de un futuro que no saben qué les deparará. Y Jaén, más cauta que nunca. La cita es el domingo.
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