El Jueves

Jordan

No es un jugador de baloncesto de la NBA ni tampoco de la liga de fútbol americano, por mucho que su nombre pueda conducir a esa confusión...

No es un jugador de baloncesto de la NBA ni tampoco de la liga de fútbol americano, por mucho que su nombre pueda conducir a esa confusión. Tampoco se trata de un conocido rapero que se mueve con soltura por los escenarios, gorra ladeada y micrófono bien sujeto por sus manos. No, Jordan no responde a ninguno de estos perfiles. Jordan es un bullterrier al que no tengo el placer de conocer personalmente, tan sólo por las fotografías que su cuidador (no me gusta la palabra dueño) cuelga en las redes sociales.

A pesar de que su aspecto parezca distinto, le cabe ese refrán de “no es tan fiero el león como lo pintan”.
A Jordan le veo, insisto, en fotografías cuidando a Miguel, que es quien a la vez cuida de él. Le veo en juegos mañaneros o en posturas más propias de un atleta haciendo estiramientos que las de un perro. Jordan espera a su amigo cada noche para darle cálidas y cariñosas bienvenidas, porque su amigo viene a llegar tarde a casa después de conducir cada día un barco por las a veces revueltas aguas de una cocina.

Los animales en la mayoría de los casos son fiel reflejo de las personas con las que conviven. Un animal será violento si vive entre violencia y entre violentos. Un animal será cariñoso si recibe buenos tratos y ve a su alrededor un ambiente tranquilo alejado de los malos rollos. Esto les aseguro que no lo digo yo: lo dicen aquellas personas entendidas en la materia y de los que me fio a pie juntillas, porque saben de lo que hablan.

Esperanza es una de esas personas, amante de los gatos y de los animales en general y muy activa en una protectora de animales. Me explica este tipo de asuntos y sobre todo que la violencia hacia los animales suele responder a un perfil que, en un gran número de ocasiones, deriva en violencia de género. El maltrato animal (entiéndase también en este conjunto el abandono) no es síntoma de nada bueno a largo plazo. En Andalucía tenemos desde 2004 una ley que condena firmemente este tipo de conductas.

Y la reciente reforma del Código Penal también endurece las penas, que pueden llegar hasta los seis meses de cárcel.

Jordan me parece un claro ejemplo de ello. Es el reflejo de la cordura de su amigo, con el que convive cada día. No sería, por tanto, nada de extraño que este bullterrier fuera amante de los fogones y que se atreviera, llegado el caso, a echar a navegar la nave que Miguel dirige, con mano firme, cada día desde la cocina del restaurante Malaspina. Un suerte de grumete al compás de sus ladridos.
Sí, estoy seguro de esto.

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