A nuestra ciudad viene en marzo el centro de referencia universal en el mundo digital. El sitio en el que aspiran a entrar cincuenta personas por cada una admitida, el dos por ciento. La fábrica de proyectos rompedores. El lugar en el que Larry Page, fundador de Google, habría querido estudiar. Eso lo tendremos aquí con traducción al español.
Más de la mitad de nuestros jóvenes se plantea emigrar. Solo tendrán éxito los más preparados, los que podrían sacar a nuestra tierra de la crisis. ¿Podemos evitarlo o nos hemos de quedar de brazos cruzados? ¿Tenemos alguna capacidad de actuación ante este desastre nacional? En momentos así de nada sirve echar la culpa a otros, ni esperar que nos den la solución hecha: tenemos que buscarla, construirla. Eso parece más fácil de decir que de hacer: los problemas siempre se diagnostican mejor desde fuera. Aunque… desde fuera nos pueden ayudar.
Justo para esto vamos a tener en Sevilla a Singularity University: referente mundial, la posibilidad de conectarnos directamente a Silicon Valley; de convertirnos en uno de los centros de inversión en innovación y emprendimiento; de potenciar nuestras iniciativas y atraer talento; de acceder a excepcionales programas formativos por solo el precio que costaría el billete de avión para viajar hasta donde los imparten…
Nuestros directivos necesitan las claves de la transformación digital de las empresas (de servicios, producción, transporte); nuestros jóvenes, utilizar la tecnología en su beneficio y generar empleo (para historiadores, ingenieros, médicos). Seguir como estamos no es una opción: el mundo cambia, las nuevas generaciones tienen otros intereses y formas de hacer. Muchos individuos quieren avanzar, o simplemente escapar del hambre: aprovechando su imaginación y los recursos digitales para ganar eficiencia, encontrar oportunidades de negocio, idear nuevas soluciones (y barrer), en ese proceso, los modelos anticuados. “Más enseña la necesidad que la universidad”, decimos.
Expertos de primer nivel viajarán, expresamente desde California, y compartirán esa visión. Solo dos ciudades del mundo han tenido una Cumbre de Singularity University, ambas capitales de estado. Ahora vienen a Sevilla: a compartir sus medios, su red de contactos e inversores, su experiencia en fomentar la innovación. También, a dar espacio y colaborar con nuestros creadores y emprendedores, aportándoles un auditorio global.
Los dinosaurios no desaparecieron por débiles, pequeños ni por alterar sus tradiciones, sino por lo contrario: por no adaptarse a los cambios. España desarrolló un demencial modelo económico: lo “de siempre”, el “ladrillo”, el “café para todos”, el “todo vale” y lo “““gratis””” (¡que pagamos vía impuestos!) El mercado global es al revés: solo prospera lo nuevo, lo diferente, lo cuidado, lo que el consumidor elige.
Sevilla fue, en los siglos undécimo a décimo tercero, una estrella de occidente por su inversión en el estudio. Pasan trescientos años y en los siglos XVI a XVIII es puerta de América: los emprendedores invierten en un nuevo mundo. Otros tres siglos de intervalo traen a nosotros la posibilidad de ser una vez más centro de innovación para el Mediterráneo.
Preparar la realidad que llega o caer en la cómoda autocomplacencia; la esforzada innovación o la inexorable decadencia. Los siglos venideros nos juzgarán por los resultados. Cada uno debe decidir: ¿queremos estar en el montón que se queja de la suerte o en el grupo que impulsa el progreso? Lo caro es la formación mediocre, no la excelente. Mientras más decidamos inscribirnos en la Cumbre, aprovechar sus oportunidades y contactos, invertir en el futuro, menor será el riesgo de quedarnos atrás.
Necesitamos crear un ecosistema de innovación y desarrollo. Del 12 al 14 marzo, en la Cumbre de Singularity University en España, tendremos la ocasión: más nos vale aprovecharla, porque no sabemos si volvería a pasar (ni cuándo)…
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