El Jueves

“Balato”

Hay cosas que están feas y que no se deben hacer, administrativamente hablando. Cosas de las que nos informan los periódicos, gracias a Dios, y que al conocerlas y saber el tiempo que llevan cometiéndose nos llevamos las manos a la cabeza y pensamos “pero ¿cómo es posible? ¿qué no habrán hecho en ta

Hay cosas que están feas y que no se deben hacer, administrativamente hablando. Cosas de las que nos informan los periódicos, gracias a Dios, y que al conocerlas y saber el tiempo que llevan cometiéndose nos llevamos las manos a la cabeza y pensamos “pero ¿cómo es posible? ¿qué no habrán hecho en tanto tiempo?”.

Esas cosas feas, administrativamente hablando insisto, pueden llegar a justificarse porque como decía mi padre “el papel lo aguanta todo”. Pueden, incluso, ser entendidas por un juez/a de forma distinta a como han sonado en las noticias: podrá perderse el dinero, podrá mal emplearse o podrá mal justificarse. Pero, al fin y al cabo, se trata de procesos administrativos que, en mayor o menor forma, no dejan de ser lo que son, por mucho escándalo social que puedan suponer.

Hay otras cosas feas que no deben hacerse tampoco y que no pueden, ni deben, ser interpretadas de ninguna forma porque su naturaleza no lo permite y son aquellas que atañen a la moralidad y a los principios.

El pasado martes el diario El Mundo informaba de la compra por parte de UGT de 700 maletines falsificados y fabricados en Asia, copia de una conocida firma española. Lo peor del caso no es que estos maletines se abonaran a través de facturas que se endosaron a la Administración autonómica a cargo de partidas para la formación y el empleo. No, esto no es lo peor, porque al fin y al cabo, como decía antes, esto es simplemente un atentado administrativo. Lo peor es el atentado moral.

Que una central sindical, defensora teóricamente de los trabajadores, destine esa importante cantidad de dinero a la compra de material falsificado, fabricado en un país de tan pocas garantías laborales y sociales como es China, pues la verdad es que deja mucho que desear. La moral y los principios del sindicato en cuestión para mí quedan más que en entredicho.

¿Cómo se va a explicar esto? Hasta el momento sigo a la espera de escucharles. Supongo que culpando al proveedor, pero esto nos les exime. Ya no se trata de justificar una actuación administrativa-contable. No. Se trata de justificar una forma de hacer las cosas. Una cuestión de principios: UGT no puede comprar nada que ha sido fabricado (falsificado o no, también grave pero secundario), por trabajadores en régimen de explotación.

Es una cuestión de moralidad. Si la tienen o si existe, claro. Si no la vendieron un día al mejor postor. O si incluso hicieron una copia falsificada de la misma.
En Asia, por supuesto. “Balato, muy balato”.

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