Este lunes comienza el consejo de guerra contra el soldado de primera clase Bradley Manning, acusado de filtrar más de 700.000 documentos al portal WikiLeaks que, según la Fiscalía, han puesto en peligro vidas de ciudadanos estadounidenses.
La defensa se basa en que la filtración ha permitido abrir un debate sobre la política exterior militar estadounidense, y las organizaciones de defensa de las libertades civiles denuncian que el juicio pretende intimidar para evitar nuevas fugas.
Mientras, el Gobierno denuncia que la filtración ha supuesto un perjuicio para la seguridad nacional. De ser considerado culpable de los 21 cargos que se le imputan --incluido el de colaboración con el enemigo--, podría ser condenado a cadena perpetua.
El juicio se celebra en Fort Meade, en Maryland, a unos 50 kilómetros al noreste de Washington, y podría durar hasta finales de agosto. La Fiscalía ya ha anunciado su intención de llamar a más de un centenar de testigos.
"Probablemente es el ejemplo más dramático de la utilización por parte de la Administración de la Ley de Espionaje (de 1917) para perseguir judicialmente las filtraciones de información a los medios de comunicación", ha denunciado la codirectora del Programa de Libertad y Seguridad Nacional del Centro Brennan para la Justicia, Elizabeth Goitein.
Manning fue detenido en mayo de 2010, cuando prestaba servicio en Irak y acusado de descargarse documentos de los servicios secretos, cables diplomáticos y vídeos de combates que remitió a WikiLeaks, que los publicó ese mismo año.
Durante la instrucción, Manning se ha declarado culpable de diez cargos menores, incluido el que se le imputa por filtrar los documentos a WikiLeaks, pero la Fiscalía ha rechazado la propuesta y buscará su condena por los cargos originales, mucho más graves.
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