La intervención de la Policía en la capital de Turquía, Ankara, ha causado en los últimos días más de 1.000 heridos, diez de los cuales se encuentran en estado grave a raíz de las protestas de apoyo a los manifestantes del parque Taksim Gezi en Estambul, según han revelado fuentes del interior del país a Europa Press.
También este domingo se han producido protestas en Estambul o Ankara. "Ankara es como una guerra. Están tirando gases desde lo alto de los edificios", ha explicado la fuente, una de las participantes en las movilizaciones. "Gases de pimienta que en las latas pone que caducaron en 2011", ha denunciado.
"Los estudiantes de medicina llevan algo de color verde para permitir que la gente que necesita asistencia sanitaria les identifique", ha agregado y ha asegurado que la Policía no permite el paso de ambulancias. "La gente solicita asistencia sanitaria a través de Twitter", ha señalado.
Los activistas han manifestado además su indignación por la cobertura que los medios de comunicación del país están haciendo de los disturbios en Turquía, que se iniciaron a raíz de la manifestación que comenzó en Estambul en protesta por la construcción de un centro comercial en el parque Taksim Gezi. "Las cadenas no dicen nada. Algunos medios de comunicación han hecho hoy su primera noticia", se ha lamentado la fuente.
El primer ministro del país, Recep Tayyip Erdogan, ha acusado a los manifestantes de causar daños a la propiedad. Sin embargo, según la fuente, son policías de paisano los que están quemando las tiendas y dañando el mobiliario urbano.
Por otra parte, en Estambul, los manifestantes han vuelto a tomar el parque Taksim Gezi después de que ayer la Policía se retirara del lugar y, por el momento, no se han producido incidentes violentos.
Esta es la tercera jornada consecutiva de disturbios después de que el viernes y el sábado la Policía se empleara con dureza para desalojar a los manifestantes de la plaza Taksim. La protesta comenzó tras conocerse la intención de las autoridades de construir en el parque de la plaza viviendas y un centro comercial en la reconstrucción de un cuartel de la época otomana.
La Policía empleó cañones de agua, gas pimienta y cargó con sus porras para desalojar a los manifestantes, lo que provocó la indignación de la opinión pública turca. El propio primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, reconocía este sábado que la Policía hizo un uso "excesivo" de la fuerza.
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