Los gigantescos icebergs en los que se ha descompuesto esa área helada comienzan a dispersarse por el Océano Austral, según informó ayer el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Un equipo de investigadores del CSIC se encuentra analizando, desde el pasado domingo, a bordo del buque de investigación oceanográfica Hespérides, el impacto del colapso sobre el ecosistema del Mar de Belinghausen (al oeste de la península antártica).
El equipo científico, que trabaja en el marco del proyecto ATOS (Aportes atmosféricos de carbono orgánico y Contaminantes al océano polar: tasas, importancia y prospectiva), con el que España cierra su participación en el Año Polar Internacional, ha presenciado asimismo durante estos días cómo el frente de hielo del Mar de Belinghausen retrocedía (se fundía) 550 kilómetros en dos semanas.
Los científicos han señalado que las temperaturas del agua son extraordinariamente cálidas en esta zona. Según los investigadores, el desprendimiento y la fragmentación del enorme sector helado producirán el consecuente aumento del nivel del mar.
El investigador del CSIC y jefe científico de la campaña ATOS, Jordi Dachs, explicó que están “constatando evidencias de una producción biológica muy elevada en la zona donde se están recibiendo los hielos liberados; por un lado, la presencia de fauna es muy abundante, con la mayor concentración de ballenas yubarta y focas leopardo –dijo– que hemos encontrado hasta el momento”.
“Hemos detectado también concentraciones muy bajas de CO2 en el agua marina, lo que sugiere que el aumento de penetración de la luz y los materiales que liberan los icebergs al fundirse fertilizan el océano”, añadió.
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