La pasividad de los jerezanos ha sido puesta sobre la mesa de los diálogos tanto por nuestro articulista Eduardo Velo, en lo que a la dejadez del patrimonio hace referencia, como por el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos, Sebastián Peña, por lo que a la falta de respuesta a los problemas propios de los ciudadanos respecta en sendas entrevistas que han visto la luz en las dos últimas semanas en nuestro fraternal Información Jerez. Esa pasividad, empero, en algunas ocasiones puntuales ha saltado hecha añicos y sucedió hace ya una treintena larga de años cuando de restaurar San Pedro se trataba. Me hablaba, precisamente Velo, de cómo el propio párroco de entonces, don José Rodríguez, se puso el traje de faena y saltó al ruedo de Jerez para pedir colaboraciones, para buscar apoyos y para levantar un templo donde ya existía otro, porque de aquel primitivo de la calle Bizcocheros únicamente quedaron los muros externos. Se movilizó el barrio y no sé si Jerez todo para que San Pedro volviese a abrir sus puertas en 1980, tras siete años cerrado. ¿Por qué no ocurre igual con Santiago? ¿Hay que esperar únicamente al apoyo de la Junta para ver si algún día esa joya arquitectónica, más allá de su trascendencia espiritual, esté puesta en valor? Creo que ya va siendo hora de que Jerez, los jerezanos, defendamos lo que es nuestro y busquemos los recursos de donde podamos sin tener que mirar a las luchas de instituciones que, al final, a lo único que llegan es a que Santiago el Real y el Refugio siga cerrado, continúe siendo saqueado y que algún día se termine yendo literalmente abajo. Salvar Santiago es cosa de todos, comenzando por los santiagueros. ¿Cuántos festivales flamencos se han podido ya hacer para recaudar fondos? ¿Cuántas cuotas extraordinarias han podido poner las hermandades allí radicadas para sumar dineros? ¿A cuántas puertas se han podido ya llamar para sacar euros? ¿Qué ha hecho Jerez en general y Santiago, en particular, para que el templo esté ya en proceso de rahabilitación? La voluntad ciudadana puede, en muchas ocasiones, en la mayoría, más que la propia voluntad política. Jerez por Santiago.
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