Y es que la Familia Real Española ha asistido a la Boda Real Británica con sus mejores galas, pero sin haberse atrevido a romper la regia sobriedad británica, volviendo a apostar por sus diseñadores fetiche y dejando a muchos con las ganas de ver looks más arriesgados.
Doña Letizia ha preferido apostar por un valor seguro eligiendo de nuevo a Felipe Varela para su estilismo en la Boda Real. El vestido, por la rodilla, con las mangas en gasa y el cuerpo en muselina plisada rosa terracota, con bordados imperio en hilo al tono, hacía un divertido guiño retro a los años 20. Este tono es ya un predilecto para la Princesa, y no es la primera vez que elige este color tan favorecedor para sus apariciones.
El acierto de su look ha estado sin duda en los complementos. La Princesa, fiel a su estilo ha vuelto a apostar por sus ya míticos 'leticios', unos peeptoes en raso del mismo tono del vestido, guantes de ante y bolso de boquilla fruncido.
El sombrero, firmado por Pablo y Mayaya ha sido el toque chic de su estilismo. Con un estilo inspirado en los bombines de principios de siglo, una fina rejilla y detalles de plumas en la parte trasera, este complemento ha cautivado a más de uno por dar un aire mucho más fresco, divertido y juvenil al look de Letizia.
La Princesa de Asturias volvió a llevar un maquillaje muy natural con un poco de color en tono rosáceo en los labios y el pelo suelto con las puntas finamente marcadas.
La Reina Sofía, muy elegante, también ha sido fiel a su diseñadora habitual, Margarita Nuez, eligiendo para la ocasión un dos piezas de falda y chaqueta en color lavanda azulado con flores a modo de botones, un sencillo tocado de rejilla y guantes a juego. Por si hacía frío, la Monarca fue previsora, eligiendo un chal en un tono lila más empolvado.
El Príncipe lució el uniforme de gala de capitán de fragata de la Armada Española, ya que es el grado que ostenta DonFelipe. En el abrigo llevaba varias insignias con solera: Gran Cruz de la Orden Victoriana del Reino Unido que la mismísima Isabel II le concedió en su visita oficial a España en 1988.
Al cuello lleva el Toisón de Oro, una de las órdenes dinásticas más prestigiosas del mundo, y en la solapa la Gran Cruz de Carlos III del Mérito Militar y del Mérito Naval. Cruzando su chaqueta llevó la banda azul correspondiente a la Gran Cruz de la Orden Victoriana.
La Familia Real vuelve a ser un ejemplo de elegancia, sin embargo sus estilismos sólo han sido anecdóticos y un 'más de lo mismo' en una ceremonia sencilla, clásica y con pocas sorpresas.
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