Andalucía

Resiste y luego festeja

Sufrido triunfo ante un Villareal que juega de maravilla

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  • Lucha por los tres puntos -
Con la lengua fuera, porque el Villarreal es muy bueno, pero triunfo de enorme valor para un Sevilla que llega justo a partidos de este nivel, pero que sigue teniendo mucha vergüenza.

El Sevilla, en un comienzo letal, tuvo muchísima efectividad. Eso lo mejoró todo, aunque también se veía más a gusto con sus bandas, sin los experimentos que han llevado a Manzano a su ruina. Dos golazos nada más empezar de Rakitic y Negredo, le dieron al conjunto del técnico jiennense alas, pese a que no tenía mucho balón y se observaba que Capel y Rodri andaban francamente desubicados.

Era un Villarreal que quería jugar a lo de siempre, pero sin muchos de los de siempre, porque esa UEFA Europa League le trae loco.
Tras los goles del Sevilla, y con el paso de los minutos con todo el contra del Villarreal, su entrenador decidió poblar más el centro del campo, pero en principio sin utilizar el banco. La idea fue adelantar a Carlos Marchena sobre todo cuando poseía el balón, dejando en ese momento una defensa de tres, con el ágil Wakasso abusando de Capel y Martín Cáceres con todo el carril izquierdo para él. Y le fue relativamente bien al rival del Sevilla. Porque es verdad que llegaba más y porque Marchena, que no toca mucho, sí que impidió que Rakitic cogiera el balón como lo estaba haciendo.

El momento de Varas
Lo que pasa es que esa mejoría visitante no le dio para acortar distancias, en primer lugar por el inmejorable momento de Javi Varas, que sobre todo en el uno contra uno es soberbio; y segundo, porque el debilitado Villarreal no estaba con tino, pese al enésimo regalo de ese buen pelotero que se llama Fazio, pero que siempre, o casi siempre, hace algo imperdonable para un profesional de nivel, sobre todo si juega de central. Su despeje, cuando acababa la primera mitad, fue de juvenil. Menos mal que Mario la mandó a la grada.
Y si antes del descanso asustaba en la segunda mitad, con Rossi en el campo, el Villarreal golpeó de verdad. Y eso que Manzano caía en la cuenta de que Rodri no veía una y que el Sevilla necesita más centro del campo. Apostó por el protestado Romaric y acertó, porque hizo un gol vital. El intercambio de golpes resultó emocionante, claro que sí, pero dañino para los corazones sevillistas, que después de aguantar mucho y resistir todo, pudieron festejar.

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