Andalucía

La lluvia que no cayó, pero que hizo nacer estampas

Parques y jardines, escenarios de la Pasión en el Lunes Santo

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  • El beso de Judas -
El Lunes Cautivo en el extrarradio no conoció la lluvia que anunciaban los ‘partes’ agoreros. Apenas unas gotas disueltas en las ganas de cofradías refrescaron el ambiente de albero suspendido en la memoria de un paseo viejo de La Redención por los Jardines de Murillo. Pero llover, llovió. No el Lunes Santo, sino otros lunes paganos de otoño en los que el Dios que moría en el Arenal aún no había nacido, allá por noviembre.

Esas lluvias que no vinieron ayer en el Tiro de Línea, pero que llegaron para quedarse al extinguirse el verano, han puesto un fondo brillante del verde del envés de la hierba a los escenarios naturales en los que Judas traicionó con un beso al Maestro, el que puso telón de fondo a la escena en la que ataban a un tiempo sus manos y su conciencia, y aquel otro en el que fue despreciado por quien cuestionaba todo aquello por lo que fue seguido, por lo que se le sigue siguiendo.

Vecinos de un Dios lacerado se asomaron a sus balcones para ser testigos del martirio. Otros hicieron gemir sus pies contra el enlosado de un templo, cerrando el compás a la orden del jefe de la cuadrilla, para que los vaivenes violentos no abrieran las heridas del alma. Muchos, casi todos, miraron a un cielo gris clamando por un camino en el que lanzar sus oraciones al mismo lugar del que esperaban que no llegara la lluvia que no llegó el Lunes Santo, y que hizo a los árboles frondosos durante el invierno.

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