Los representantes de Francia, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia se mostraron cautos en la toma de cualquier acción sin el consentimiento del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de la Liga Árabe y de los países de la región, y se limitaron a mostrar su apoyo a las reivindicaciones del pueblo libio.
“Los ministros han pedido a Gadafi el respeto de las legítimas reivindicaciones de la población, de la libertad de expresión y de una forma representativa de Gobierno, y le han advertido de las dramáticas consecuencias de una negativa por su parte”, según la declaración final.
En ese comunicado subrayaron la importancia de la participación regional en los esfuerzos por apoyar al pueblo libio, y mostraron su acuerdo en que el Consejo de Seguridad “incremente la presión para incitar la salida de Gadafi, incluyendo medidas económicas”.
El titular galo de Exteriores, Alain Juppé, destacó que este encuentro se ha mantenido en un momento marcado por “cambios históricos” en el mundo árabe, sobre los que mostró la disposición del G8 para “ayudar a las transiciones democráticas pacíficas y a redinamizar su cooperación con los países de la región”.
“En particular, si Egipto y Túnez lo desean, se está dispuesto a asistirles principalmente en la organización rápida y el seguimiento de procesos electorales justos, democráticos y transparentes”, así como en la gestión de “los desafíos económicos y sociales” de la zona.
Los ministros abordaron la situación en Japón tras el terremoto y posterior tsunami del viernes, y ofrecieron al país “toda la ayuda necesaria”.
El ministro nipón de Exteriores, Takeaki Matsumoto, reconoció en rueda de prensa que “la situación sigue siendo difícil” y que el Gobierno “hace todos los esfuerzos posibles”, pero pidió al resto de sus homólogos que tengan “sangre fría” ante la crisis nuclear en su país.
El resto de la actualidad internacional también fue objeto de discusión. El G8 expresó, entre la “extrema preocupación” por el bloqueo del proceso de paz en Oriente Medio y la necesidad de que las partes “se abstengan de toda acción unilateral”.
Esta reunión ha servido para preparar la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G8 en Deauville en mayo.
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