Notas de un lector

Poesía en prosa

La Fundación Banco Santander reúne en un volumen la parte menos conocida del escritor gerundense; la de sus criticas literarias y ensayos breves

Fue Joseph Pulitzer quien cimentó la idea de que el periodismo es fundamental para identificar un progreso que validara la identidad de futuras generaciones. Sin este género, escribió, “no seremos capaces de moldear un mañana de libertad”. Sin duda que, hoy día, continúa siendo una fuerza expansiva que abarca verdad y justicia. Y, de esos valores, supo mucho y bien Gaziel, pseudónimo de Agustí Calvet i Pasqual (1887 – 1964), unos de los periodistas más destacados de la mitad del pasado siglo. Ahora, los Cuadernos de Obra Fundamental de la Fundación Banco Santander, reúne en un volumen la parte menos conocida del escritor gerundense; la de sus criticas literarias y ensayos breves sobre un puñado de muy significativos autores españoles y extranjeros.

Esta edición, al cuidado de Francisco Fuster, profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad de Valencia, cuenta con un jugoso prólogo, donde el propio Fuster da cuenta de las vicisitudes personales y creativas del periodista catalán. De familia acomodada, Gazielse traslada adolescente a Barcelona y se doctora en Filosofía. Hacia 1905, inicia sus primeros contactos en tertulias, cafés…, y siente una irreprimible vocación por el ámbito de las letras. De este tiempo, son sus iniciales tentativas poéticas, relatos e, incluso, una novela, Sentiment, que más tarde catalogaría como “pecado de juventud”. De 1910, datan sus escarceos en el mundo de la prensa. Entra como redactor en la “La Veu de Catalunya” y, cuatro años después, se marcha a París, un hecho que moldearía definitivamente su futuro personal y profesional. La cercanía de las tropas alemanas en el país galo, le hacen regresar a Barcelona. A su vuelta, toma contacto con Miquel del Sants Oliver, director de “La Vanguardia”, quien queda deslumbradopor el íntimo dietario que Gaziel -tan próximo al conflicto bélico- ha ido articulando en sus días parisinos. Aquel cuaderno de notas, se convertirá en una serie de crónicasquebajo el título de Dietario de un estudiante en París, supondría “eliniciode una fulgurante carrera que le convierte en uno de los periodistas más leídos de su época”.

De 1920 a1936 -donde llega a ser codirector y director de “La Vanguardia”-es el período más fructífero de Gaziel. El diario “El Sol”también acoge sus escritos, al igual que, a partir de 1930, el republicano “Ahora” -cuyo redactor jefe era Manuel Chaves Nogales. Precisamente, esta compilación que me ocupa, se alimenta de las pláticas literarias editadas en “La Vanguardia y “El Sol”, un proyectodel cual el propio Gaziel dejó su anhelo por escrito de verlo, vez alguna, hecho realidad.

Se divide el volumen en cuatro apartados. En el primero de ellos, “Literatura Universal”, se dan cita William Shakespeare, Wolfgang Goethe, Lord Byron, Eça de Queriroz, Paul Valery…, señal inequívoca de que aquellas citadas tentativas líricas de Gaziel, no eran sino admiración por un géneroque le seducía. De una poesía hecha palabra está revestida su prosa, como se aprecia, p.ej., en su reseña sobre Marcel Proust: “Hacía mucho que estaba enfermo, casi desde su misma infancia. En los últimos tiempos sólo podía vivir a condición de no salir de su cuarto herméticamente cerrado a la luz diurna. Allí la gloria fue a besarle muy tarde, las pálidas sienes”.

La “Literatura Hispánica”, “La Literatura Catalana” y las “Pláticas Artísticas”, completan un atractivo compendio de sabiduría, un hermoso legado al que, por fortuna, puede accederse para seguir disfrutando y aprendiendo de una obra tan vigente cono enriquecedora.

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