El incidente tuvo lugar en la estación de bombeo número 7 del municipio de San Martín Texmelucan, sobre las 05.50 horas (11.50 GMT). Según la secretaría de Gobernación del estado de Puebla, la extracción de combustible se les fue de las manos a los ladrones y provocó una fuerte explosión.
Ello causó un incendio de grandes dimensiones, coronado por una enorme nube de humo negro que podía verse desde gran distancia. Pemex recibió el informe de que dos de los oleoductos de la instalación siniestrada se hallaban en llamas, por lo que se enviaron efectivos al lugar.
El incendio pudo controlarse, según informó la Secretaría de Gobernación federal en un comunicado poco después de que ocurrieran los hechos.
La coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Gurza, confirmó a Efe la hipótesis del robo como origen del siniestro, y cifró a primera hora de la mañana los muertos en doce.
Varias horas después, el secretario mexicano de Gobernación, Francisco Blake, y su homólogo de Puebla elevaron en conferencia de prensa los fallecidos a 27, entre ellos diez niños. A primera hora de la noche el balance aumentó a 28.
Es posible que un número alto de muertos corresponda a la misma familia. Muchos de los cadáveres se encuentran totalmente calcinados, aunque la mayoría han podido ser identificados.
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