Atando Cabos

Recortan la cultura en los barrios

En vez de abrir las bibliotecas también los fines de semana vienen a considerar que es un gasto prescindible

Publicado: 07/02/2024 ·
10:41
· Actualizado: 07/02/2024 · 10:41
  • La biblioteca municipal de La Granja. -
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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Virginia Woolf pedía para el desarrollo personal y cultural de las mujeres una habitación propia, lo mismo necesitan niños, adultos y jóvenes en La Plata, San Telmo y La Granja. Su espacio en la biblioteca pública para poder leer y estudiar tranquilos. Un lugar donde acceder a los libros y a internet. Espacio que el Ayuntamiento, con gobiernos de diferentes signos, nunca ha considerado una prioridad. La última medida: restringir la apertura de las bibliotecas de estos barrios a un solo día a la semana.

No parece que importe que niños y niñas de estos barrios tengan la oportunidad de descubrir otros mundos a través de la participación en actividades de animación a la lectura, actividades que serían posibles, claro está, si se dedica personal a esta tarea. Quizá no se ha medido bien  el  impacto positivo que supone para combatir la desigualdad. ¿De verdad podemos aspirar a ser ciudad europea de la cultura cerrando bibliotecas de barrio?

Para los niños/as y jóvenes en situación más vulnerable, una biblioteca es encontrar el espacio de tranquilidad y concentración que no tienen en sus casas, un espacio abierto a todos sin distinción. ¿De verdad no se pueden encontrar recursos para mantener abiertos y con vida a las bibliotecas de barrio? ¿De verdad se puede decir que se está apoyando planes integrales para las zonas desfavorecidas al mismo tiempo que se cierran sus bibliotecas? No, no creo que sea un problema de encontrar fondos, más bien parece la evidencia de una miopía política preocupante, que ve la educación y la cultura como un gasto en lugar de como una inversión.

Mis hijos han disfrutado de las bibliotecas de San Telmo y La Granja, allí han cogido sus libros en préstamo y han hecho sus deberes junto a otros chavales. Los jóvenes siguen estudiando allí, aunque ahora lleven sus portátiles. ¿Quién no se ha sacado una oposición en la biblioteca?

En vez de abrirlas también los fines de semana para que nunca falte un lugar donde concentrarse para estudiar o disfrutar leyendo un buen libro, vienen a considerar que es un gasto prescindible y retiran de los barrios donde más se necesitan estos centros fomentadores de la cultura y el estudio.

Para esta revolución contaría con Gloria Fuertes, ella no encontraría mejor causa y escribiría un manifiesto a favor de los libros, a favor de los lectores, a favor de los que no tienen acceso a la cultura en casa. Llenaríamos de pancartas y versos las puertas de nuestras queridas bibliotecas de barrio. Como ella ya no puede sumarse, yo humildemente escribo esta protesta y reivindico la vuelta de la cultura al barrio, no se ceben en los más pobres, también tienen derechos.

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