La actuación del miércoles es una de esas noches que rara vez puedes olvidar. Recibir el cariño de los tuyos, las carcajadas desde cualquier rincón del teatro o las infinitas muestras de amor de todo el público lo pusieron de manifiesto. El camino de esta chirigota hasta la consecución del clamor máximo fue longevo y muy disfrutado. Desde el desplazamiento a Cádiz y una vez en La isleta de la Viña, lugar donde prepararon su maquillaje y disfraz, la atmósfera era diferente. El nerviosismo propio de estas grandes citas se convirtió en un integrante más de la chirigota. Risas y conversaciones banales se apropiaron de los instantes previos a la travesía hacia el teatro con el característico “tipo-tipo”. Adri, el caja de la agrupación, nos adelantó para VivaRota que “cuando el telón sube ya me entra todo el veneno” y aclaró, en los momentos previos, que “ahora mismo lo que quiero es verlos a todos con las calvas y con el disfraz preparado”.
Una vez en las tablas del Gran Teatro Falla los nervios se esfumaron y a cada respuesta favorable de los asistentes la chirigota crecía, y se hacían de notar. Un repertorio de gran nivel aprovechando cada mínimo detalle del personaje que interpretaban, Kiko Rivera. La herencia, su falta de talento musical natural, su fama de fiestero y hedonista fueron muchas de las bromas que hicieron vibrar el teatro.Ya en la presentación se podía entrever que sería un gran repertorio, que gustaría, y claro que gustó. La música de los pasodobles era una caricia a los oídos de cualquiera, una musicalidad que besaba los rincones más emotivos de cualquier ser humano, una oda al disfrute. Es decir, una invitación a dejarte llevar con estos Kikos Rivera tan ‘canallas’. Los cuplés, marcados de actualidad, arrancaron jajas y aplausos que se corranaron con el elemento más acogido por el público: el estribillo. “Lo he ganao to por la cara y me lo he gastao por la nariz” fue el momento donde mayor clímax se encontró durante la actuación.
‘Los niños de Isabelita 2.0’ preparon su pase de Preliminares al más mínimo detalle, a sabiendas que no se arrastra puntos para la siguiente fase, tanto que pudimos ver guiños y ‘gags’ constantes alrededor de la carismática figura de Kiko Rivera. Su vida vinculada a la música dotó de argumentos para emplear en el repertorio de la chirigota desde bromas con el ‘autotune’ hasta afirmación de su falta de habilidad musical innata. Los conflictos familiares no pudieron faltar en un popurrí muy ajustado al tipo, demostrando la gran actuación de esta chirigota de Rota que quiere más.
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