Entre serpentinas e incienso

Vamos de fiesta en fiesta, y tiramos porque nos toca.

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¡Qué poquito queda ya para la Semana Santa! Ya llevamos varios días de la Cuaresma. Ya están las hermandades afilando sus capirotes, sus incensarios y puliendo sus palios y procesiones.

Eso sí, aún me quedan serpentinas y papelillos por el pelo, los CD de las agrupaciones carnavaleras todavía arden en los lectores, los vídeos de Youtube siguen teniendo múltiples visitas diarias. Vamos, que aún se vive ese espíritu fallero en nuestro día a día.

Vamos de fiesta en fiesta, y tiramos porque nos toca. ¿Es eso positivo para el pobre estudiante que tiene que hincar los codos sí o sí? Si no, acabará hincando la rodilla y eso es muy malo.

En mi ciudad se viven estas cosas con mucha pasión, seamos sinceros, somos cofrades de nacimiento, la mayoría, y la Semana Santa es un tema muuuuuy delicado. Que estemos conformes o no con esta tradición es otra historia, pero que esto mueve visitas e influencias… Quien lo niegue que tire la primera piedra.

Por ejemplo, mientras se vivía en otros lares cosas carnavaleras, ya nos metimos en el miércoles de cenizas. Véase lo juntitas que han caído este año ambas fiestas. No han puesto al Cristo un matasuegra de milagro.

Pobre trabajador, o no tan pobre, que tiene que montar un escenario y desmontarlo a toda prisa para preparar la carrera oficial. Ese que tiene que quitar las luces de una cosa y empezar a poner tribunas en la calle para los señoríos.

Dos fiestas tan distintas y al mismo tiempo tan cerca. Este año choca con Semana Santa, el año pasado con Navidad. De villancicos a coplas. Polvorones y ostiones… ¡Qué rica combinación!

El que establece las fiestas en el sur lo tiene que pasar fatal para que salga alguna semanita entera de curro en estos meses. Porque encima ese pedazo de acueducto que acabamos de transitar ha sido mortal. Cada uno que lo juzgue como quiera, que viva eso de “y menos trabajo, y más carnaval”.

En Sevilla no pasa esto, pero luego se encuentran la Semana Santa y la feria casi a nada. Supongo que no seremos los únicos elegidos. En Valencia son las fallas y la Semana Santa, que allí también se vive con pasión. Diferente, pero también los habrá, fanáticos de estas fiestas.

Donde la cosa está cruda, cruda, es en el tercer trimestre escolar. ¿Será para compensar un poco? No sé, pero lo único que alentará a los jóvenes que acaban estresados de tanta asignatura es saber que cada vez queda menos para el verano. ¿Qué opinarán los currelantes?

Lo único que sé seguro es que el espacio entre fiesta y fiesta es menor de cuarenta días. Que no es que sea malo, pero es curioso como los primeros meses del año están tan cargados de festividades y el resto del año más liviano la cosa.

Ahora que no me crucifiquen a mí en la cruz de guía, que está muy bonito esto de tener tantas festividades, simplemente quería remarcar la curiosidad de estos momentos. Un año el carnaval se choca con la navidad y otro con la Semana Santa.

Sinceramente, a disfrutar que son dos días, y el que no lo hace es porque no quiere.

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