Pienso, luego estorbo

Nos vamos a enterar de lo que vale un peine

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Acertó Pablo Iglesias. El PSOE es una organización en descomposición dispuesta a todo, y así lo ha demostrado, apoyando a una amalgama de partidos antisistema, comunista e independentista, para obtener, por ejemplo, la alcaldía de Madrid,  de Cádiz…etc. Una vez decidido que Albert Rivera se presentará a las elecciones nacionales, el panorama es simple: un centro-derecha (PP-C´s), y una ultraizquierda, perfectamente organizada, en barrios, asociaciones vecinales, universidades, sindicatos, redes sociales…etc., capaces de todo, como ya lo están demostrando, por mucho que los asesores del PP dijesen que solo eran “unos frikies”. Pues menos mal…porque, de lo contrario, sacan mayoría absoluta y, los demás, sin enterarse.


No hay más que ver los edificantes tweets de los concejales de Carmena, o el comportamiento de su portavoz Rita Maestre asaltando capillas. O Iglesias diciendo en El Mundo que Lenin era un socialdemócrata. Y, a todo ello, Pedro Sánchez callado. Ese PSOE que durante años ha abanderado la socialdemocracia, y en ocasiones con bastante éxito, ahora ni siquiera es capaz de decirle a su socio Pablo que Lenin no era socialdemócrata, sino comunista y uno de los mayores destructores de vidas humanas de la historia. Eso sí, para alimentar la incoherencia siempre hay tiempo, como por ejemplo con la imagen patriótica que ha pretendido dar en su discurso como candidato a las elecciones generales.


¿No hubiera sido mejor que el PSOE hubiera marcado alguna distancia con los que se descojonan de los atentados de ETA, los que quieren ver colgado a Botín o a Gallardón, o se parten con el holocausto y las víctimas del terrorismo? ¿Nadie ha sido capaz de advertir del alto precio que están pagando para desalojar al PP de las instituciones a toda costa? ¿O es que se hacen los tontos? El todo por el todo, y el fin antes que los medios….


Y bien sabe Podemos que si pretende ser algo en esta industria necesita cultivar la política de “pactos” con los viejos, sí sí, con esos que el mismo llama “los del sistema” o “la casta”. ¿Casta para gobernar pero no para pactar, o de qué va esto? El olor de la moqueta, de los cargos de confianza, de los coches oficiales, de las empresas públicas, de los mil y un enchufes administrativos es demasiado penetrante como para abstraerse a él. Podemos es un partido, funciona como un partido e ignora a los militantes de base como cualquier partido. Lo difícil, que era ponerse a tiro de moqueta, ya está hecho. Nos vamos a enterar lo que vale un peine.

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