Patio de monipodio

Nombre propios

El banco que lo afirma debería callar, siquiera hasta devolver todo lo recibido, “susllevado” de los bolsillos del contribuyente, generalmente mucho menos adinerado y, por ello, menos poderoso que la poderosa entidad...

El banco que lo afirma debería callar, siquiera hasta devolver todo lo recibido, “susllevado” de los bolsillos del contribuyente, generalmente mucho menos adinerado y, por ello, menos poderoso que la poderosa entidad. Los quince mil millones anunciados deberían ser fiscalizables fácilmente, y no cubren ni de lejos las astronómicas cifras donadas, que, sin embargo, tuvieron muchísima menos notoriedad que este supuesto proyecto de apoyo a las empresas. Debería callar, también, hasta cumplir la orden europea vinculada a esos 50.000 millones, que obliga a ceñirse a su ámbito tradicional, esto es: Ávila, Barcelona, Tenerife, Madrid, Rioja, Segovia y Valencia. Pero eso es recoger menos pasivo del deseado, y la entidad es pasiva en el negocio como buen banco, pero activa en la captación de ayudas y en la defenestración de siete cajas de ahorros.

Critica el nacionalizado banco -que, por cierto, sigue en manos del gobierno, sin ser vendido a ninguna entidad extranjera como otros- que las empresas lleven el nombre de su fundador. Para la citada entidad y para la agencia creadora de tan “iluminada” publicidad, lo de menos es la notoriedad del nombre: lo único importante es que no sea sustantivo ni apellido. ¡Que lumbreras! El “pobre” señor Tata, ha hecho el “indio” pues sus marcas llevan su apellido. No, no: Tata es indio. De India. No es indio, ni lo hacen, el Sr. Suzuki, ni el Sr. Toyota. Ni se traumatizará el Sr. Ford si llega a ver el tan poco imaginativo anuncio. Los “USA” mandan, pese a ser quienes más utilizan nombres propios y apellidos en la empresa y en la marca. Tanto copiar y ni tan elemental detalle conocen. Sequedad de ideas de los bancos, fuera de obtener beneficios empobreciendo al contribuyente. Total, mientras el dinero se les ponga en las manos ¿para qué trabajar?

En la medida en que se den los quince mil millones prometidos, sólo se estará empleando, con intereses, una parte de lo recibido sin intereses. Algo es algo ¿verdad? En teoría el dinero se les dio para que se mueva y ayude a mejorar la economía, no para esconderlo bajo el mostrador. En la Caja fuerte, ya, ya; la del Banco de España. Y en pagar desaguisados y corruptelas. Los hay peores. Catalanes de La Caixa y vascos de la Kutxa, dueños ya de más de la mitad del ahorro andaluz, lo tienen guardado y bien guardado. Por cierto, no fue el “Monte de Piedad del Sr. Medina y Caja de Ahorros de Córdoba” el que sucumbió al poder vasco, sino el menos personalizado nombre de “Cajasur - Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba”.

Nada más cateto que confundir nombre y eficacia. Si supieran algo de márketing (auténtico, no de publicidad sometida a ventas) sabrían que la importancia del nombre son la sonoridad, la brevedad y la idea capaz de transmitir. Cobreros, apellido del fundador y de su vendedor heredero, fue muy eficaz hasta el cambio de nombre por los holandeses, tan eficaces en otras cosas. Igual ocurrió a Carbonell, primera aceitera española, hasta caer en manos leonesas por voluntad gubernativa. La constatación de más ejemplos ratifica el declive de la industria andaluza. Prueba tangible de que no cuenta tanto el origen del nombre, como la posibilidad de mantener la independencia.

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