Parando letras

Hasta alcanzar la cima

Digamos que la vida es un continuo cambio, un saber sobreponerse a las adversidades

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Aún no hemos aprendido que la vida es un viaje de ida y vuelta. Que a veces tenemos que perder para luego poder ganar un resquicio de esperanza. Que la luz siempre la encontramos al final del túnel, y que por muy largo que sea, éste en algún momento llega a su fin. Digamos que la vida es un continuo cambio, un saber sobreponerse a las adversidades. Yo creía que era un conjunto de etapas diversas y descubro al cabo de los años, que cada una se complementa con la anterior. Que no somos nada si no recordamos de dónde venimos porque somos una suma de experiencias que, a la larga, valen oro. Porque quién sabe si volveremos a disfrutar las mismas experiencias. No sabemos lo que el destino tiene preparado para nosotros. Por eso tenemos que aprovechar cada momento como si fuera el último. Sin tener miedo a nada. Dejar atrás todos los fantasmas del pasado y seguir creciendo, mientras vamos trepando hacia lo que serán nuestros futuros éxitos. Cada año vamos subiendo unos metros en la montaña, esa montaña que termina en la cima, con nuestros años gloriosos, para terminar cayendo, lanzándonos al vacío, al olvido, al recuerdo. Y si por casualidad tuviéramos que dar un paso atrás por no tener fuerzas para seguir, pararnos a pensar qué es lo que debemos cambiar para llegar. Porque si de verdad queremos, al menos debemos intentarlo y no quedarnos con la incertidumbre, porque al final nos termina matando por dentro. Por eso tenemos que confiar en que nuestros pasos nos llevarán a ese lugar que siempre soñamos. No dejarnos vencer antes de que termine la batalla. Seguir hasta el final, para no volvernos cobardes dentro de un mundo en el que deben reinar los valientes.

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