Matrícula de deshonor

Los números no engañan

Me resulta indignante que una sociedad como la nuestra tenga índices tan altos en estos temas machistas y que aún no se conciba como un problema público

En los últimos meses hemos podido leer multitud de casos en los que la mujer ha sido el centro de atención de asesinos, violadores o maltratadores en diferentes formas y formatos, como los últimos incidentes y las constantes divulgaciones de videos íntimos sin consentimiento, más concretamente, el protagonizado por los jugadores del equipo del Éibar, que ha pasado de mano en mano sin ningún tipo de pudor y que espero que el responsable sea expulsado de la liga profesional para los restos. Me resulta indignante que una sociedad como la nuestra tenga índices tan altos en estos temas machistas y que aún no se conciba como un problema público, cuando estos hechos empiezan a manifestarse de forma tan generalizada y constante. Estamos viviendo una etapa en decadencia, donde vuelven a emerger esos “valientes machotes” que sin ningún reparo, babean con el temor, el poder o la divulgación, mostrando imágenes como trofeos para engrandecer su egoteca personal y sentirse por un tiempo como los toritos de una manada. Con respecto a los asesinatos, los datos son escalofriantes; a fecha de hoy son 33 mujeres las que han sido asesinadas a manos de sus parejas frente a los 57 registrados en 2015, 54 en 2014 y 2013 y los 52 que dejó el año 2012. Dadas las cifras existentes, está claro que los casos no bajan, es más, se mantienen o incrementan, por lo que las estrategias existentes que se están llevando a cabo para minimizar estos crímenes no están teniendo los resultados que se desean. Desde el año 2007, en el que se aprobó la ley contra la violencia, las mujeres siguen muriendo a manos de sus parejas y no parece que esté en proceso de disminuir. Los casos de violaciones han marcado otra etapa más en este año y aparecen con más relevancia las cometidas en grupos, e incluso grabando sus repugnantes hazañas y compartiéndolas con sus amiguetes, que cómplices de dichos actos, han gritado como cerdos ante un banquete. Se debe tener en cuenta que tampoco las violaciones han parado de sucederse en los últimos años, siendo 2010 con 1.177 violaciones el menor registro frente a las 1.227 que se dieron a lo largo de 2015, es decir una violación cada 8 minutos, aproximadamente. Pero debo decir que muchas más caen en el olvido por miedo o vergüenza, y éstas no están en los números. Con todos estos datos se observa que en estos últimos cuatro años se han visto reducidas en cierta medida las incidencias de violencias machistas; aún así, nos queda mucho por hacer. 

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