La tribuna de El Puerto

Nuestro patrimonio

Una ciudad puede ser rica desde distintos puntos de vista. En los tiempos actuales, prácticos y crematísticos, la riqueza urbana viene determinada por la existe

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Una ciudad puede ser rica desde distintos puntos de vista. En los tiempos actuales, prácticos y crematísticos, la riqueza urbana viene determinada por la existencia de un fuerte tejido de empresas capaces de dar trabajo y generar otros beneficios indirectos para el municipio. Lamentablemente este no es el caso de El Puerto.

Pero hay otro patrimonio, menos tangible económicamente, pero del que los portuenses pueden estar orgullosos, se trata del cultural, en el más amplio sentido del concepto. Este legado acumulado por las muchas generaciones que han pasado por nuestra ciudad se va deteriorando poco a poco y diluyéndose ante la mirada resignada de unos y la desidia manifiesta de otros. Pero siempre hay excepciones y en los pasados días algunas personas han visto reconocida su defensa de nuestro patrimonio.

En primer lugar me referiré a Javier Maldonado, por su significativa labor como investigador de todo lo relacionado con una de las señas de identidad de El Puerto: sus vinos, sus bodegas, sus viñedos, en suma la actividad vitivinícola.

Determinados procesos históricos relacionados con la producción y comercialización de los vinos y su incidencia sobre El Puerto y el conjunto del marco del Jerez, no serían ni conocidos ni comprendidos sin leer los trabajos de Javier. El Ateneo del Vino ha tenido a bien nombrarle su Socio de Honor.

Este año los Diplomas de Patrimonio Histórico, que se vienen entregando desde 2002, han recaído en la conocida cafetería-pub Milord, un establecimiento en el que durante los últimos 40 años se han desarrollado exposiciones, conferencias, debates, videos fórum, presentaciones de libros, audiciones...

En definitiva el equipo humano de Milord, del que todavía se mantiene activo Juan Franco, ha llevado a cabo una fructífera actividad dinamizadora de la cultura. Siendo el segundo galardonado el profesor e historiador del arte Francisco González Luque, un cordobés de Belmez que llegó a nuestra localidad para desempeñar su actividad docente y que se enamoró de nuestro patrimonio al que defiende, promueve y divulga como el portuense más comprometido.

Por último, quiero acordarme de José Ignacio Buhigas, que hace poco alcanzó esa etapa de sosiego laboral que significa la jubilación, siendo homenajeado por amigos y compañeros. Pepe, como lo conocemos, ha sido durante años el custodio y protector de nuestra memoria histórica, representada por la documentación conservada en el archivo municipal.

De su buen trato, mejor servicio y esmerado trabajo son multitud las personas que pueden dar fe y razón. De su cariño por nuestro pasado, que siempre unía a una preocupación por el presente, ha ofrecido reiteradas muestras. Y aún hoy, ya retirado, sigue mostrando esa férrea alianza con nuestro patrimonio histórico al continuar acudiendo al archivo, ya como usuario, para según comenta “completar su tarea”. Todo un ejemplo.

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